Deja de trabajar de camino al trabajo: no le beneficia a nadie

Deja de trabajar de camino al trabajo: no le beneficia a nadie
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Desde hace tiempo, el trabajo ya empieza en nuestros trayectos de casa al trabajo y seguimos trabajando cuando volvemos del trabajo a casa. En vez de leer un libro, ponernos al día con las noticias o simplemente relajarnos, cada vez pasamos más tiempo ocupados con cosas del trabajo y respondiendo e-mails. El medio de transporte utilizado para ir al trabajo se ha convertido en una oficina más.

Lo triste es que somos nosotros mismos los que permitimos trabajar estas horas extra que nunca van a ser remuneradas y no van a marcar una diferencia en nuestra cuenta bancaria por mucho que les estemos ahorrando a nuestros jefes un aumento en nuestras nóminas.

La prolongación del trabajo a nuestros trayectos diarios es un reflejo de la nueva filosofía de "estar siempre conectados" tan invasiva y perjudicial. No es más que una indicación de un modo de vida en el que somos esclavos del trabajo aunque no estemos físicamente en la oficina. Estar tan ocupados solamente puede ir en detrimento de la calidad de nuestras vidas y de nuestra salud y por eso es necesario hacer algo para defendernos.

Desequilibrio entre el trabajo y la vida personal

Algunas investigaciones demuestran que algunos trabajadores aprovechan estos trayectos en parte para aliviarse carga laboral, puesto que se ahorran el tiempo que tendrían que pasar respondiendo a correos electrónicos en el trabajo. De la misma manera, también pueden seguir escribiendo e-mails de vuelta a casa para quitarse trabajo del día siguiente. En los desplazamientos también podemos dedicar tiempo a aquellas tareas que no nos ha dado tiempo a acabar el trabajo.

trabajar de camino al trabajo

Pero muchas veces estas formas de "ahorrar" tiempo y esfuerzo no son más que una ilusión. Ningún jefe va a poner pegas si mandamos correos electrónicos de camino al trabajo, sino todo lo contrario: a las empresas les interesa que los trabajadores utilicen el correo fuera de su horario laboral y así explotar sus horas libres.

El trabajo que nos "ahorramos" durante los trayectos, en este caso, puede traducirse en más trabajo durante el tiempo de trabajo remunerado. Se vuelve a dar el caso de que los trabajadores acaban trabajando más, pero sin cobrar más. Trabajar fuera del horario laboral implica que no se pueden contabilizar las horas extras y sugiere que los trabajadores están saturados de trabajo (y mal pagados) para el trabajo que hacen.

La cultura de estar siempre conectados

Las nuevas tecnologías nos permiten estar conectados a nuestro trabajo fuera del horario laboral . Con nuestros portátiles y nuestros smartphones podemos acceder de forma instantánea a nuestro lugar de trabajo, algo que se ha visto reforzado gracias a la disponibilidad de wifi en trenes y autobuses que hacen que podamos aprovechar nuestros trayectos para trabajar. Sin embargo, las mejoras tecnológicas no son el único factor que explica el aumento del trabajo fuera del horario laboral. Para entenderlo también tenemos que tener en cuenta la cultura organizativa.

Cada vez son más las empresas que exigen a sus trabajadores entregarse en cuerpo y alma a su trabajo. Muchas veces quedarse hasta tarde es motivo de honor y el presentismo, la idea de quedarnos en el trabajo más del tiempo requerido, está extendido en muchas empresas y es un reflejo de la cultura del exceso de trabajo, endémica en la sociedad moderna .

trabajar de camino al trabajo

Trabajar durante los trayectos al trabajo es simplemente una extensión de la misma filosofía y demuestra que la forma en la que trabajamos ha tomado el control de nuestras vidas, puesto que hacemos tiempo para el trabajo cuando no estamos trabajando con tal de seguir la cultura que venera el trabajo duro.

Pocos beneficios

Asimismo, parece que todo este trabajo adicional aporta pocos beneficios económicos. La productividad sigue siendo baja en el Reino Unido a pesar de que los trabajadores trabajen a todas horas y el hecho de que muchos trabajadores aprovechen los trayectos para responder e-mails del trabajo no aumenta la productividad. La realidad es que probablemente la productividad haya disminuido por culpa del estrés y el agotamiento que nos producen las jornadas laborales prolongadas y los largos trayectos al trabajo.

Las investigaciones siguen mostrando que las largas jornadas laborales tienen efectos perjudiciales para la salud. Cuánto más trabajamos más sufrimos, tanto a nivel físico como mental. También podemos descuidar nuestras relaciones con nuestras familias, amigos y comunidades, e incluso perder la capacidad de pensar y actuar más allá de nuestro papel como trabajadores.

Puede que el trabajo se haya convertido en una parte normal de nuestros trayectos, pero la presión por rendir en el trabajo tiene un coste muy alto a nivel individual y social. En un mundo racional, prohibiríamos los e-mails fuera del horario de trabajo, no solamente para proteger el tiempo libre, sino para cuidar nuestra salud. De esta forma podríamos luchar contra la hegemonía del trabajo y fomentar maneras de vivir que se centren menos en nuestra vida laboral. Puede que una reducción de la jornada laboral sea la única forma sensata de recuperar cualquier semblanza de equilibrio entre nuestro trabajo y nuestra vida privada.

Autor: David Spencer, University of Leeds

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí

Traducido por Silvestre Urbón.

Fotos | Unsplash.com, Pexels

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