Las altas temperaturas de estos días piden un respiro. Las tendencias más cortas ayudan pero no lo son todo. A veces hay que optar por un look formal y surge el problema para no acabar con una sauna encima. Con el verano llega el dilema del lino, uno de los tejidos que más bandos genera. O lo amas o lo odias, aunque pocos materiales logran hacer más llevadero el calor.
El revival setentero se ha encontrado con el regreso de las blusas de lino. En blanco, con paneles bordados y amplias medidas para el toque hippie que manda durante estos días. Prendas que, de seguir al pie de la letra tantas modas, pueden combinarse con los shorts de ante con flecos y con el esparto en los pies.
Subimos la apuesta y nos llevamos el ante a los pantalones, para que su facilidad en los dobleces pueda verse ampliada. La realidad es que el lino nos permite looks con un largo capri cómodo y versátil. Un top básico y unas bailarinas metalizadas ya suben el conjunto.
El lino también se quiere ir de fiesta y para ello se pone de largo, apostando por los vestidos maxi hasta el tobillo, con unas sandalias que estilicen la pierna, al aire gracias a una atrevida abertura. Vestidos que o bien se llevan con gracia (y ciertos dobleces) o se piden recién caídos del cielo.
Fotos | Nina, Elena, Clemence
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