La mayoría de las personas ha experimentado una red flag en una cita. Por ejemplo, que hable de una forma déspota a un camarero. Que te haga negging al llegar a vuestra primera cita. Que te diga que su ex estaba loca. Las red flags (banderas rojas) son esas señales evidentes de que ahí no es. Pero ¿qué pasa con aquellas que no son tan claras? Aquellas que nos extrañan, pero que no hacen sonar la voz de alarma de nuestra cabeza las primeras veces que las vemos. Son las llamadas pink flags o banderas rosas.
Qué son exactamente las pink flags. Las pink flags son pequeños detalles que te molestan en una relación pero que no la rompen como una red flag, aunque tampoco deberían ignorarse. Señales sutiles que, aunque no son comportamientos abiertamente problemáticos, sí indican que algo puede no estar del todo bien. La Dra. Katherine Hertlein aseguraba a Metro que las banderas rosas son similares a las banderas rojas, pero aún no son factores decisivos. No es una señal de peligro como tal, pero tampoco deberías pasarla por alto.
No haber tenido nunca una discusión cuando ya lleváis tiempo saliendo es una pink flag. Puede no parecerlo, pero la terapeuta Alysha Jeney aseguraba en Huffington Post que no discutir puede ser una señal de alerta, “porque puede ser un indicador de que ambas partes no son lo suficientemente auténticas en la relación o no están dispuestas a ser lo suficientemente vulnerables como para crecer realmente dentro de la relación”. También es una pink flag que haya incompatibilidad sexual (que tu pareja quiera menos sexo que tú) o que su manera de demostrar cariño no sea la que esperas. No son motivos claros para cortar con alguien, pero tampoco son detalles sin importancia. Si se repiten, si se acumulan, pueden acabar desgastando.
No hace falta que sea tóxico para que sea incómodo. No te está tratando mal pero eso no significa que estés a gusto. Las pink flags viven en una zona gris que no se ve como un problema, pero tampoco te hace sentir del todo bien. Eso no significa que si se ven, la relación esté condenada al fracaso. Según explicaba a Dazed Robert Davies, experto en relaciones, las pink flags pueden generar inquietud en una relación pero, “después de un tiempo de comunicación y conversación, suele haber una razón lógica para ellas".
¿Todo lo que incomoda es una pink flag? Hay que hacer una distinción importante y es que no todo lo que resulta incómodo al principio es señal de alerta. A veces, simplemente, os estáis conociéndoos y tenéis formas distintas de comunicar, de mostrar afecto o de relacionaros. Por ejemplo, tú puedes ser muy expresivo y la otra persona más reservada. O tú eres de hablar las cosas al momento, y el otro necesita pensar antes de decir nada. Eso, en sí, no es un problema. Es una diferencia. La pregunta clave es si eso que te ha incomodado, también te desconecta o es algo que se puede hablar. Si la diferencia se convierte en algo que te hace sentir ignorado, confundido o poco valorado, y encima no se puede hablar de ello sin que la otra persona se cierre o se lo tome mal, se convierte en una señal de alerta.
Un aviso: aunque TikTok lo ponga de moda, no es una guía para todas las relaciones. Ahora se habla mucho de pink flags en redes sociales y está bien que pongamos nombre a lo que antes pasaba desapercibido. Pero hay que tener cuidado de no acabar viendo señales por todas partes y convertir cualquier diferencia en una alerta que nos haga diagnosticar nuestra relación con vídeos de 15 segundos. No todas las personas que no contestan al momento son “emocionalmente inaccesibles” ni alguien que no quiere hablar de su infancia en la segunda cita es “frío”.
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