“No fue culpa tuya, ni tampoco mía. Fue culpa de la monotonía”, decía Shakira en una canción. Tal vez creas que la monotonía es el veneno de las relaciones, aunque en el caso de la cantante lo cierto es que la culpa de su ruptura fueron las infidelidades de Gerard Piqué, pero no hemos venido a hablar de eso.
Hemos venido a contarte cuál es el hábito que, según los expertos, más parejas rompe. No es dejarse la tapa del váter levantada. Ni los pelos de la ducha en el sumidero de la ducha. No es la monotonía como pensaba la buena de Shaki. Ni siquiera es la mala comunicación. O la falta de sexo en una relación de pareja.
Ya te hemos contado que el secreto de la felicidad en pareja no es el amor, y ahora vamos contarte qué hábito que rompe más relaciones de las que pensamos y que nos ha descubierto la terapeuta de pareja María Baratta: la rigidez o inflexibilidad. De hecho, según su experiencia clínica, esta es la causa número uno en las rupturas de pareja.
Qué es la inflexibilidad en una relación de pareja
Tal y como explica la terapeuta, la rigidez es “la incapacidad de ver el punto de vista del otro y, por lo tanto, la incapacidad de tomar ese punto de vista en consideración y responder de una manera que comunique conexión.” Es la incapacidad de considerar que la perspectiva del otro es válida y merece una reflexión, y la incapacidad para cambiar de mentalidad frente a las necesidades y demandas del otro. Es no ponerse en el punto de vista de tu pareja y negarse a cambiar absolutamente nada.
María Esclapez, psicóloga y terapeuta de parejas, dice en su libro Me quiero, te quiero, que en todas las relaciones es normal tener conflictos y enfadarse, y que lo verdaderamente malo no es entrar en conflicto con algo o alguien, sino no saber gestionarlo. “Discutir no es malo ni es indicador de que la relación va mal, ayuda a negociar y aclarar las cosas”, afirma la psicóloga.
Me quiero, te quiero: Una guía para desarrollar relaciones sanas (y mejorar las que ya tienes) (Bruguera Tendencias)
Cómo trabajar la rigidez para que no rompa nuestra relación de pareja
Cuando hablamos de inflexibilidad lo hacemos de no ceder nunca y de la imposibilidad de “negociar” con esa persona en esos conflictos normales dentro de una relación. Ponerse en el lugar del otro, reflexionar y hablar es algo que las personas muy rígidas no hacen.
Baratta añade que, aunque la rigidez puede ser el resultado de trastornos de personalidad , problemas de salud mental, trastornos adictivos, personalidad o estilos de apego, también “puede ser simplemente una postura, una decisión de ceder o no ceder en un tema.” Y eso, rompe muchas más parejas de las que pensamos.
Hablar a diario con nuestra pareja es el primer paso para quitar ese hábito. Es imprescindible que aprendamos a escuchar, que valoremos la opinión de la otra persona (rasgo que un misógino no posee y que nos ayudará a identificarlo) y que negociemos como pareja para llegar a un acuerdo en cada conflicto que surja.
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