Inteligencia. Del lat. intelligentia. Capacidad de entender o comprender. Capacidad de resolver problemas. Esta definición de la RAE se queda corta. La inteligencia es menos medible de lo que nos parece y más resbaladiza de lo que cualquiera pensaría. Una persona que tiene una gran comprensión lingüística, ¿es inteligente? Y alguien con mucha memoria, ¿podríamos decir que tiene inteligencia? O alguien creativo, o con una habilidad innata para resolver problemas matemáticos. ¿Son considerados inteligentes? Como bien explican los expertos de PsicoActiva, “los psicólogos llevan más de cien años intentando definir la inteligencia, y parece que todavía no hay dos que digan lo mismo en torno a este concepto”.
En cuanto a las altas capacidades, el concepto también ha evolucionado. Antes se asociaba a un alto rendimiento académico y más tarde ,a un elevado Cociente Intelectual (CI). Ahora se define como un potencial a desarrollar. En ambos casos, saber a ciencia cierta si somos una persona más inteligente que la mayoría o si tenemos altas capacidades, no es sencillo. Los test de inteligencia, por ejemplo, nos dan una idea de cuáles son las capacidades cognitivas de una persona, pero la forma en que nos enfrentamos al día a día puede ser una señal de que nuestro cerebro trabaja a un nivel superior. Ciertos hábitos se relacionan con la inteligencia. Te los contamos.
No tienen miedo a la soledad
Una persona inteligente puede ser buena con sus habilidades sociales, pero también puede ser introvertida porque un rasgo no implica la eliminación del otro. Pero sea como fuera, ya les gusten más o menos las interacciones sociales, una persona inteligente no tiene miedo a la soledad porque esos momentos a solas son especialmente útiles para procesar pensamientos, reflexionar sobre lo aprendido o sobre quiénes somos o un momento de calma perfecto para meternos de lleno en pensamientos profundos. Según diversos estudios, las personas con mayor inteligencia prefieren pasar más tiempo a solas, entendiendo que ese tiempo es elegido y no una soledad forzada.
Son empáticos
¿Quién ha dicho que la inteligencia son sólo cifras y letras? No te hablo de la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, sino de que una persona con inteligencia emocional también es inteligente, tal y como explicó el famoso psicólogo Daniel Goleman. La inteligencia emocional nos permite manejar las emociones y las relaciones sociales y ambas juegan un papel importante en la resolución de problemas. Según diversas investigaciones recogidas en el libro ‘The Cambridge Handbook of Intelligence’ la inteligencia podría ser un factor intrínseco de la personalidad. Existe una correlación entre el cociente intelectual y algunos rasgos como las habilidades sociales.
Una persona inteligente entiende que quien le rodea puede aportarle una perspectiva diferente y de la que puede aprender. Escucha de forma activa y son oyentes empáticos. Tener rasgos como la empatía, la autorregulación, el autocontrol o la resiliencia, son un sinónimo de inteligencia emocional, y aunque no todas las personas consideradas inteligentes son empáticas, ser empático sí es sinónimo de ser emocionalmente inteligente.
Tienden a ser mentalmente organizados
Ciertos aspectos de la inteligencia están influenciados por la memoria de trabajo, también llamada memoria operativa. Según los estudios, esta habilidad cognitiva se relaciona con funciones cognitivas complejas como la toma de decisiones, el razonamiento o la planificación. No hablamos de que seas organizado en tu casa o de que tengas la mesa hecha un pincel, sino que tu procesamiento mental es organizado.
Son humildes intelectualmente
La humildad intelectual es uno de los rasgos más característicos de alguien inteligente. Una persona con inteligencia no es aquella que no comete errores o que nunca se equivoca. Stephen Hawking decía que "el mayor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, es la ilusión del conocimiento". Es decir, pensar que lo sabemos todo ya. Cuando descubrimos dónde nos equivocamos en lugar de pretender llevar razón, estamos siendo humildes intelectualmente. La humildad intelectual comienza por reconocer que no lo sabemos todo y que no somos poseedores de la verdad absoluta. Esa flexibilidad y esa apertura a nuevas ideas y conocimientos, es un signo inequívoco de inteligencia.
Tienen una gran curiosidad
Es un rasgo común no solo a las personas inteligentes, sino también a aquellas con altas capacidades intelectuales. Tener una curiosidad insaciable por todo lo que les rodea. La curiosidad es, según el psicólogo Scott Shigeoka explicaba en su libro ‘Seek: How Curiosity Can Transform Your Life and Change the World’, un signo de inteligencia. Las personas con un cociente intelectual alto tienden a buscar activamente nuevos conocimientos, ya sea leyendo, escuchando un podcast, aprendiendo nuevas habilidades, hablando con otros… Y es importante el matiz “activamente” porque es fomentado por la curiosidad. Por ejemplo, Bill Gates usa la regla de las cinco horas para asegurarse de seguir aprendiendo cada día.
Les encanta leer
Dejemos claro algo: no todos los lectores son inteligentes ni todas las personas inteligentes son lectores. Habrá personas con una gran inteligencia que no cojan un libro, pero la lectura es un hábito que parece ser común entre las personas con un cociente intelectual alto. Si hacemos caso a la ciencia, la lectura es una herramienta clave para desarrollar la mente hasta su máximo potencial. Igual que los entrenamientos regulares pueden conducir a un cuerpo más fuerte, la lectura regular puede conducir a una mente más aguda ya que influye en la inteligencia social, las funciones cognitivas y funciones ejecutivas como la memoria, la planificación o el autocontrol.
Son disciplinados
Piensa en alguien con éxito. El talento es necesario, sí, pero la disciplina y la actitud es imprescindible. La autodisciplina es un rasgo que comparte la gente inteligente. Por ejemplo, un médico que estudia cómo curar el cáncer, una persona que pasa años intentando resolver un problema matemático capaz de cambiar la forma en la que vemos la materia, un ingeniero que dedica su vida al desarrollo tecnológico. Alcanzar objetivos requiere un esfuerzo que se mantenga en el tiempo y las personas inteligentes lo saben. La autodisciplina les permite transformar su inteligencia en logros tangibles.
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