Construir ciudades terapéuticas para abordar los problemas de salud mental: lo que dicen los expertos

Construir ciudades terapéuticas para abordar los problemas de salud mental: lo que dicen los expertos
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Es muy probable que la mala salud mental haya sido un problema a lo largo de todas las eras de la existencia humana y los psicólogos evolutivos [sugieren que se podría tratar][1] un una condición intrínseca, e incluso necesaria, para nuestra especie. Sin embargo, existen motivos para pensar que estamos asistiendo a un aumento de los problemas mentales como el estrés, la ansiedad, la depresión, el agotamiento y los suicidios, puesto que existen datos que nos muestran cómo los trastornos mentales [cada vez afectan más][2] [a la población mundial][3].

En los tiempos del imparable capitalismo global, 40 años de[neoliberalismo][4], una década de austeridad, [cada vez más desigualdad][5] y la [emergencia climática][6], no es de extrañar que los riesgos económicos, la precariedad y las vulnerabilidades estén afectando profundamente a muchas personas al tratarse de los desafíos existenciales definitorios de nuestros días. Las ciudades modernas pueden servir como centros de libertad, tolerancia y creatividad, pero los factores que contribuyen a una mala salud mental (tales como las turbulencias económicas, un ritmo de vida más acelerado, la austeridad, la desigualdad, la pobreza y las [amenazas medioambientales][7]) parecen estar mucho más presentes en los centros urbanos. De ahí que algunas investigaciones hayan identificado [trastornos únicos][9] sobre el bienestar psicológico de los habitantes de las ciudades (aunque el grado de hincapié que se le hace a estos grupos sigue siendo un tema de [mucho debate][9]).

Obviamente, las psicoterapias centradas en el desarrollo de capacidad de recuperación a nivel personal (entre las que se incluyen las terapias cognitivo-conductuales, el mindfulness, la meditación, las terapias de conversación, el ejercicio, la dieta, la abstinencia, la mejora del sueño y la toma de medicación) tienen un papel crucial a la hora de ayudar a las personas a lidiar con los problemas de salud mental. Pero en [una época][10] en la que más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas, también merece la pena preguntarse si es posible utilizar lo que ya sabemos sobre la mente humana para crear ciudades terapéuticas que realmente sean beneficiosas para la salud mental de los residentes.

Psicología urbana

Existe una amplia tradición en investigación sobre psicología y ciudades, hasta el punto de que los expertos [argumentan][11] que ha llegado el momento de crear una nueva disciplina. Eso fue lo que impulsó la primera cumbre europea sobre [psicología urbana][12]: [Ciudad, psicología, lugar][13]. La conferencia tuvo lugar en junio de 2019 en Londres y congregó a psicólogos, psiquiatras, planificadores, geógrafos, arquitectos, economistas, urbanistas y políticos del Reino Unido, Estados Unidos y Europa.

Durante la cumbre se puso de relieve toda la cantidad de investigaciones que podrían servir para informar a aquellas personas que se dedican a la [planificación][14], el [diseño][15], la construcción y la [gestión][16] de las ciudades sobre cómo tener en cuenta la salud mental de los residentes y crear [localidades que sean beneficiosas][17], en vez de perjudiciales.

Por ejemplo, los psiquiatras informaron sobre el [estrés traumático][18] sufrido por algunas comunidades que han sido obligadas a desplazarse como víctimas colaterales de programas de "renovación urbanística". La neurociencia [ha puesto sobre la mesas nuevas ideas][19] sobre la forma en la que la gente percibe y experimenta las ciudades y una investigación reciente ha revelado que [los rasgos de personalidad de los habitantes de una ciudad][20] tienen un impacto en el rendimiento económico de los lugares en los que residen.

Hasta ahora, los mandatarios de las ciudades se han dedicado a implementar algunas medidas terapéuticas básicas, como pueden ser la promoción de políticas de prevención, la expansión e integración de los servicios de salud mental, la prueba de nuevas iniciativas para [ayudar a las personas con dependencia][21], la introducción de programas educacionales para combatir el estigma, [hacer de la vivienda un derecho humano][22], la construcción de centros comunitarios y parques, así como la creación de [espacios públicos][23] que sean agradables, inclusivos, accesibles y seguros.

![][24]Un paisaje darwiniano. [Jannis Lucas/Unsplash.][25], [FAL][26]

Todas estas medidas pueden llegar a aliviar los síntomas de los problemas mentales, incluyendo el estrés, la depresión y la ansiedad. Sin embargo, aquellos lugares orientados a participar en la economía liberal de los mercados globales rara vez apoyan a las personas que tienen dificultades para salir adelante.

Las ciudades neoliberales modernas muchas veces acaban ofreciendo puestos de trabajos precarios y mal pagados, donde existe una [desigualdad corrosiva][27], [precios de vivienda inflados][28], congestión del tráfico, [contaminación el aire][29] y exclusión social. Se podría argumentar que no pueden, por diseño o definición, servir como espacios terapéuticos donde conseguir una vida plena, de ahí que la creación de algunas políticas terapéuticas en las ciudades neoliberales raramente funcione.

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Una teoría, dos resultados

Aunque los indicios procedentes de la psicología podrían ayudar a la creación de cambios positivos en las ciudades, la naturaleza y el impacto de dichos cambios dependerá de algunas decisiones políticas claves. Consideremos, por ejemplo, las pautas ofrecidas por la [teoría de la autodeterminación][30], una teoría que durante más de 40 años ha servido como una de las teorías más importantes de la psicología de la motivación.

La teoría de la autodeterminación se basa en la idea de que los seres humanos tienen tres necesidades psicológicas básicas: la autonomía (o la necesidad de ejercer la autodeterminación), la competencia (la necesidad de experimentar la maestría) y la relación (la necesidad de interactuar, estar conectados y preocuparnos por otras personas). Si una persona consigue satisfacer estas necesidades, hará lo posible para vivir de la mejor forma posible. Así que para que una persona pueda prosperar, el ambiente social que la rodea tiene que hacer posible que pueda satisfacer estas necesidades.

La teoría de la autodeterminación podría servir de instrucción y enriquecer a la ciudad neoliberal: la autonomía podría hacer que la gente tuviera más libertad empresarial, la competencia mejoraría la formación profesional y la relación aumentaría la caridad. Pero la teoría también tiene la capacidad de alimentar movimientos sociales radicales con ambiciones de cambiar el sistema.

En este caso, la idea de autonomía podría dar lugar a movimientos activistas que busquen [más derechos para los habitantes más pobres de la ciudad][31], la competencia podría hacer que las inversiones fueran a parar a [construir capacidades humanas básicas][32] y la relación podría crear relaciones más profundas y más enriquecedoras [entre las comunidades][33] para afrontar problemas como la soledad y la segregación.

Una teoría, dos posibles resultados. Hay que elegir.

Las ciudades terapéuticas puede que sean la solución a las crecientes preocupaciones sobre la mala salud mental. Pero antes de que se pueda avanzar en este terreno, tanto los ciudadanos como las autoridades necesitan reconocer que las ciudades terapéuticas están definidas por el momento histórico en el que se construyen. Los remedios sugeridos por la psicología humana se quedarán en una simple idea a no ser que la gente esté dispuesta a cambiar el status quo político y económico para crear una sociedad que esté del lado de sus ciudadanos.

Traducido por Silvestre Urbón. Autor: Mark Boyle, Chris Murray, Susan Jarvis.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Fotos| Pexels.com

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