Aiiiins. Nadie es infalible, ni Diane Kruger. Todas tenemos ese día de pelos de loca, de cara mortecina o de combinación imposible. Lo que a las 8 de la mañana parece adecuado cuando regresas a casa te parece desacertado. ¿Creéis que esto no le pasa a una estilista?
Pues sí y Rachel Zoe es el vivo ejemplo de ello. Mientras su nene se parece cada vez más a una nena, tanto estilismo es lo que tiene, ella parece haberse vestido en la típica mañana de "el nene no me ha dejado dormir y no veo ni lo que combino".
Si no es difícil encontrarle explicación a esta mezcla de sombrero de cowboy, vestido de zigzag, chaqueta de abuela cebolleta y sandalias de samurai.
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