Contenta me tiene el 5º señor más rico del mundo, es decir, Amancio Ortega. Y es que a mí no me puede hacer esto. Soy de lágrima fácil, con los sentimientos a flor de piel y estamos casi a final de mes. Y va y lanza prendas estupendas que durarán un periquete en tienda. ¿Porqué? Si la temporada anterior respiraba tranquila ya que el color block y yo no eramos muy amigos, este año pasa todo lo contrario. Cupido sobrevuela encima de mí todo el santo día y no para de lanzar dardos de amor a cada prenda que veo. Love is in the air…
Ha sido entrar en territorio comanche y ¡zas!¡zas!¡zas! Como si de la película Pearl Harbor se tratara. Balas (de amor) y más balas. Como si de un guerrero en combate se tratara intentaba pisar tierra firme pero todo eran trampas y sin quererlo ni beberlo me he encontrado en la sección vestidos. Y allí me he desplomado…
Pero como en todo en esta vida lo peor estaba por llegar… Ha sido cruzar la delgada línea roja y esa maravillosa falda de flecos estaba llamando mi nombre. He querido refugiarme de ella y de sus encantos pero con la falda peplum a lo Serena Van der Woodsen no me ha dejado descansar.
Ya intentando salir de esa guerra con una clara desventaja me he topado con estos dos clutch. ¿Porqué a mí? Si soy buena consumidora, fashion victim donde las haya. ¿No entendéis que no tengo un euro en mi cuenta corriente?
Y para rizar el rizo va y a la salida me topo con la colección de baño. Ok, está bien prometo que a principios de mes estaré en tu tienda para hacerme con algo pero ahora, ¿me dejas ir?
Zara (o Amancio que es lo mismo) esto es toda una declaración de amor: ¿quieres estar presente en mi armario el resto de mis días? Prometo serte fiel en todo momento…
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