Anabel Palomares
EditorEl narcisismo o trastorno de personalidad narcisista, es una afección mental en la que, según los expertos, la persona tiene al menos tres características: un sentido exagerado de egocentrismo, una preocupación extrema por sí misma y una falta de empatía por otras personas. El término se ha popularizado muchísimo hay quien asegura que estamos ante una epidemia de narcisismo en las sociedades occidentales modernas, pero en ocasiones se usa de forma errónea para describir a alguien que simplemente es egoísta. El narcisismo es un trastorno más profundo y destructivo con efectos devastadores en quien le rodea, como su pareja o sus hijos.
Ser criado por un padre narcisista es emocional y psicológicamente complejo, y causa efectos en los niños que no solo se perciben cuando son pequeños. También pueden verse en comportamientos que desarrollan cuando son adultos y que pueden suponer la cara opuesta al narcisismo, el ecoísmo.
El ecoísmo como respuesta a una crianza narcisista
El neuropsicólogo Álvaro Bilbao asegura que “los hijos de narcisistas pueden tener una mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y trastornos de personalidad”, pero también pueden desarrollar ecoísmo, un rasgo de personalidad que nace de su baja autoestima o sus sentimientos de culpa constantes, algunas de las consecuencias comunes de crecer con padres narcisistas.
El psicólogo Craig Malkin explicaba en su libro ‘Rethinking Narcissism’ que el ecoísmo es una falta de “narcisismo saludable”, una huida completa a todo lo que pueda ser interpretado como narcisista, aunque sea erróneamente. Los ecoístas son personas centradas en satisfacer las necesidades de otros para evitar considerar las suyas. Son aquellas incapaces de expresar sus deseos y pensamientos, personas que rechazan la atención y que hacen todo lo posible para evitar ser una carga para los demás. Son tremendamente empáticos, pero también incapaces de poner límites. No se consideran válidos para recibir atención ni amor, y creen que sus necesidades no merecen ser atendidas, asumiendo culpas y criticándose regularmente. Son personas que piensan que la felicidad de los demás importa pero la suya no.
“El ecoísmo es una respuesta traumática a la exclusión”, aseguraba la Dra. Dana Wang Wang, psiquiatra, a VeryWell Mind, y añadía que “se convencen a sí mismos de que suprimir sus necesidades es la única manera de ser amados”. Y para sorpresa de nadie, el ecoísmo suele manifestarse por miedo a parecer narcisista o como mecanismo de protección. A diferencia del trastorno narcisista de la personalidad, el ecoísmo no figura en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) pero sí se considera por los expertos, un patrón de comportamiento significativo que puede afectar las relaciones y el bienestar de una persona.
Aunque la investigación sobre el origen del ecoísmo es limitada, existe ya una creencia de que crecer con cuidadores narcisistas puede ser un factor significativo en el desarrollo de rasgos ecoístas, como desarrolla la psicóloga Donna Christina Savery en su libro ‘Echoism: The Silenced Response to Narcissism’, o Malkin en el suyo.
Crecer con cuidadores narcisistas puede ser traumático debido al comportamiento disfuncional de estos, y las experiencias vividas nos pueden llevar a desarrollar ciertos rasgos de personalidad aunque no es sinónimo que vayamos a tener una vida desgraciada. Es posible sobrevivir y llevar una vida saludable tras la crianza de un padre narcisista, pero todo empieza por identificar lo que ocurrió en nuestra infancia y pedir ayuda a profesionales de la psicología para que nos ayuden a superarlo y seguir adelante.
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