Este western moderno es mi favorito del año: un thriller español de venganza ambientado en el País Vasco

Si eres amante del cine de suspense y adoras las películas poco predecibles, este film español tiene que estar en tu radar este 2026. Se trata de una cinta dirigida por Andrea Jaurrieta, su segunda obra y una apuesta totalmente brillante. Un thriller de venganza disponible en Movistar+ donde la rabia femenina encauza el discurso de la trama, y que nos mantiene en vilo desde el minuto cero, impacientes por saber si la protagonista apretará o no el gatillo. Un discurso categórico sobre las heridas jamás cerradas, sobre volver a los orígenes y no tener piedad, sobre arrasar con todo que te devastó.

Si hay algo que me gusta ver especialmente en la gran pantalla es la representación de la ira de las mujeres en la ficción. Nos arrebataron durante tantos años la posibilidad de encarnar este tipo de personajes que ahora solo podemos celebrarlos cuando damos con ellos. Mujeres cabreadas, alejadas de clichés, armadas con escopetas y ganas de reventarlo todo. Así es 'Nina', la protagonista de esta película que se ha convertido en una de mis favoritas del año, interpretada de forma majestuosa por Patricia López Arnaiz. 

En la obra con tintes de neowestern, Nina regresa al pueblo costero del País Vasco donde creció, un lugar del que se fue con 16 años forzosamente y al que no había regresado desde entonces. Vuelve ávida de justicia, con una escopeta cargada en el bolso, dispuesta a disparar contra Pedro (Darío Grandinetti), un hombre mucho mayor que ella que eclipsó por completo sus recuerdos de adolescente. Allí las dudas la asaltarán de nuevo: ¿es la muerte la única salida para vivir en paz con una misma?

Ajustar cuentas con el pasado nunca es una tarea fácil. Y es que Nina ahora vive alejada de ese lugar, en Madrid, continuando su carrera como actriz, algo que soñó desde niña. Lo que no la abandona es la imagen del hombre que se entrometió en su vida cuando era una cría. Ella se desangra, metafóricamente y literalmente, se pinta los labios de rojo, deja las sábanas de los hoteles y las bragas manchadas de eso color fuego. No hay ibuprofeno que calme el dolor de ovarios, que corte la hemorragia, quizás la alivie un rato. Pero la escopeta viaja con ella y nuestra protagonista está convencida que las manchas de sangre se quitan derramando mucha más. 

Fotos | Movistar+

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