Carlos Pérez
EditorLa infanta Sofía está a punto de comenzar una nueva vida. Una vida lejos de España, lejos de su hermana Leonor (que sigue con su preparación militar) y muy cerca de lo que hoy se exige a una royal del siglo XXI: idiomas, política, diplomacia y una mirada global. Su formación universitaria arranca este septiembre, pero lo que más ha sorprendido no es el destino académico en sí, sino el coste, el enfoque y el mensaje implícito que lleva su elección: Sofía no será reina, pero se está preparando como si lo fuera.
El plan académico, confirmado por la propia Casa Real, es de los que no pasan desapercibidos: Sofía cursará el grado en Política y Relaciones Internacionales en el Forward College, una universidad privada con sedes repartidas entre Lisboa, París y Berlín. Cada año vivirá en una ciudad distinta. ¿El objetivo? Convertir a sus estudiantes en profesionales capaces de moverse como pez en el agua entre instituciones europeas, parlamentos, ONG y empresas globales. Todo en inglés, con clases reducidas y un enfoque eminentemente práctico.
El precio de esta experiencia no es menor: 18.500 euros por curso, lo que eleva la inversión total a 55.500 euros (sin contar gastos de manutención, vuelos o seguros médicos). Según fuentes oficiales, ese desembolso saldrá íntegramente del bolsillo de Felipe y Letizia. Nada de presupuestos públicos, al menos en esta ocasión. Una decisión con carga simbólica: la educación de Sofía es una apuesta personal, familiar y privada.
Lisboa será su primer hogar. Allí empezará su etapa universitaria y vivirá en la residencia del campus, como cualquier alumna más. Después, París y Berlín completarán el itinerario académico. Además de asignaturas de ciencias políticas, podrá elegir optativas como Filosofía, Historia o Gestión de Empresas. También recibirá formación específica en escritura académica, oratoria y debate.
Infanta Sofía
Este camino marca un contraste total con el que está siguiendo la princesa Leonor, quien ha optado por una formación militar clásica, estructurada y profundamente ligada a la institución. Sofía, en cambio, se desmarca con un perfil académico, civil y político. No hay uniforme ni espada, pero sí una red de contactos internacionales, y prácticas profesionales en embajadas.
Según apunta Informalia, la elección fue consensuada con sus padres. Ellos pusieron solo una condición: que los destinos elegidos permitieran conexiones ágiles con España, por si Sofía debe acudir a algún acto oficial durante sus años de carrera. El resto, lo decidió ella. Y aunque de momento su rol en la Casa Real sea secundario, su formación parece diseñada para que, si llegara el día, no le tiemble el pulso (ni el discurso).
Fotos | Casa Real
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