Hay un salón invisible donde no se oyen tacones, pero sí zumbidos. Un espacio exclusivo donde se cruzan memes, confesiones y alguna que otra queja sobre corsés y fotógrafos indiscretos. Se trata del grupo de WhatsApp real que comparten desde hace años las herederas europeas más comentadas: Amalia de Holanda, Ingrid de Noruega e Isabel de Bélgica, según comentan desde Daily Mail. Lo llaman, en voz baja, "el chat de las princesas". Y no, Leonor no está.
No es una metáfora: el trío dorado de jóvenes royals mantiene un chat privado en el que intercambian confidencias sobre "privacidad, redes sociales y sus roles institucionales", con el desparpajo que solo se permite una generación de futuras reinas con datos ilimitados y acceso directo al trono (y a Spotify Premium). Pero Leonor de Borbón, la heredera española, no está en el grupo. ¿Desaire? ¿Protocolo? ¿Una elegante decisión de invisibilidad institucional? La Zarzuela, por supuesto, calla con su habitual elegancia de mármol.

Según La Razón, Amalia y Leonor sí mantienen relación directa, cordial y cercana. Pero esa amistad no se ha traducido, al menos de momento, en un emoji de bienvenida en el grupo más exclusivo de Europa. Quizá porque Leonor aún está terminando su formación militar, lejos del teléfono. O quizá porque en España, los chats pueden convertirse en asuntos de Estado en caso de filtración.
LaSexta, con su habitual ironía, ha bautizado el grupo como "Las Bellas Pudientes". Otros, más dados al cotilleo de salón, apuntan que en ese chat no entra cualquiera: "Aquí no se admiten sapos, solo herederas con pedigrí, armario de gala y discreción digital". Y, con todos los respetos a nuestra princesa, es bien sabido que Leonor no es de stickers ni de voz en tres velocidades. Ella es más de discurso limpio y uniforme naval.

¿Hay drama? No. ¿Hay historia? Toda. Porque lo que revela este pequeño detalle no es una enemistad, sino una diferencia de estilo y estrategia. Mientras Amalia, Ingrid e Isabel comparten confidencias por chat, Leonor parece seguir un guion más sobrio, más siglo XX, más Zarzuela. Una princesa entrenada para reinar, no para reenviar.

Eso sí, la ausencia canta. Esto revela el eterno dilema de la monarquía española entre el paso adelante y el paso atrás. Entre el iPhone y el bastón de mando.
Fotos | Gtres
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