Corría el año 2014 cuando Juan Carlos I, en un atisbo de estar lo más cerca posible de su amada, adquiría un ático de lujo en una zona súper exclusiva de Londres y a 20 minutos de donde residía Corinna Larsen. Vivienda que se puso en venta en 2016 cuando al soberano se le apagaba la chispa del amor por la empresaria. Vamos por partes.
El precio que costaba el nuevo hogar en las alturas del emérito fue de 50 millones de libras, lo que viene siendo 62,7 millones de euros. Pastizal que NO soltó Juan Carlos. Y es que el ático fue un regalo del mismísimo sultán de Omán, Qaabos Bin Said, y, así como dato curioso, tampoco estaba a nombre del ex Rey de España.
Como decía, dicha casa deluxe volvió a ponerse a la venta en 2016 cuando Juan Carlos y Larsen rompían su tórrido romance. Eso sí, más barata. Concretamente, se vendió por 33 millones de libras. Una humilde cantidad que el emérito le solicitó al sultán en forma dinero líquido. Un regalo es un regalo y da igual el envoltorio.
Lo novedoso de este salseo es lo que ocurre con el actual propietario del que fuera el ático del royal. Tal y como ha informado en 'El Confidencial', la vivienda pertenece actualmente a Guo Wengui, un británico de origen chino famoso por presumir en redes de su alto nivel de vida.
Según la citada publicación, Wengui y su padre tendrían abierto un procedimiento judicial por una supuesta estafa con la que desviarían fondos de inversores con los que financiarían los bienes de lujo que adquieren en Nueva York. Interesante, cuanto menos.
Fotos | Gtres
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