Una gran parte de la población tiene su piel sensible, concretamente 7 de cada 10 mujeres. Y es ahora con la llegada del frío y con los cambios bruscos de temperatura cuando salen a relucir con más facilidad las molestias que este tipo de piel puede llegar a generarnos.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que una reacción de la piel a ciertos productos en concreto no significa tener la piel sensible. En ese caso lo que ocurre simplemente es que ese producto tiene unos componentes no aptos para nuestra piel.
Tener una piel sensible va mucho más allá. Consiste fundamentalmente en una hipersensibilización, no nos afecta sólo una determinada crema, sino también los cambios de temperatura, la luz del Sol, etc...
Pero, ¿cómo saber si tenemos la piel sensible o se trata de una simple reacción a un determinado producto?. En la mayoría de los casos basta con comprobar si nuestra piel se irrita con excesiva facilidad, pero en otros casos hay síntomas que nos ayudarán a diagnosticar si nuestra piel es sensible o no:
Si la piel se deshidrata o se seca con facilidad significa que la barrera de protección de nuestra piel no funciona correctamente y es deficiente. Por lo tanto tenemos una piel más sensible de lo normal. Debido a esas deficiencias de la barrera de protección, los componentes agresivos de muchos productos penetran en nuestra piel originando la irritación de esta. En ocasiones este tipo de problemas viene producido por utilización de cosméticos muy agresivos o por un abuso de peelings en nuestra piel.
La irritación producida por esos componentes agresivos hace que la piel se proteja, es por ello que las pieles sensibles adquieren un color rojizo con mucha facilidad y que también suela estar tirante en muchas ocasiones.
Otra característica fundamental de las pieles sensibles es que durante su juventud son luminosas, líbres de impurezas y de granitos, aunque a medida que pasen los años tienden a irritarse con más facilidad.
Si tu piel cumple alguna de las condiciones expuestas anteriormente debes tomar cartas en el asunto y extremar las precauciones a la hora de tratar tu piel:
Debes elegir productos especialmente diseñados para pieles sensibles, Avène o La Roche Posay tienen una amplia gama de jabones, desmaquillantes, incluso línea de maquillaje especialmente diseñados para este tipo de pieles.
Exfoliarte como máximo una vez por semana y con mucho cuidado.
Debes evitar los cambios bruscos de temperatura, así como los lugares excesivamente secos que contribuirán a irritar y a resecar aún más tu piel.
Tienes que mantener tu cutis siempre hidratado, la piel sensible como ya hemos comentado, suele ser una piel con tendencia a resecarse con facilidad, así que deberás aplicarte a diario una buena crema hidratante especial para pieles sensibles.
Debes cuidar tu alimentación. En una piel normal la alimentación es clave para el buen estado de la piel, así que en una piel sensible, la alimentación se hace fundamental.
Olvídate de utilizar cremas con AHA's o retinol. Son demasiado fuertes para este tipo de cutis. Lo ideal es utilizar productos hipoalergénicos.
En definitiva, todo mimo que demos a nuestra piel será poco, pero en el caso de las pieles sensibles debemos extremar aún más las precauciones.
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