El rincón de Asturias que casi nadie conoce y es perfecto para el verano: no hace calor y se come como un dios

Asturias lo tiene todo. Algunos de los pueblos más bonitos de España, unas playas idílicas donde escapar del calor y senderismo por los paisajes más verdes que podamos imaginar. Su gastronomía también es un plus a la hora de visitar el principado y es que comer rico es la especialidad de los asturianos. ¿Dónde exactamente? En Tineo, un pueblito muy coqueto con una receta protegida.

Tineo es una desconocida localidad escondida entre montañas escarpadas y prados verdes. Fundada en la época romana, esta villa nos recibe por todo lo alto, con su característico olor a leña quemándose en hornos y chimeneas, haciendo que el frío asturiano se vuelva más acogedor y hogareño.

Nuestra visita comienza por el casco histórico del pueblo, con mucho sabor tradicional y antiguo, donde el silencio de los prados se mezcla con el acento marcado de los vecinos. Tineo es, desde tiempos inmemorables, una parada del Camino de Santiago Primitivo y eso se siente en el Campo de San Roque y su capilla del siglo XII, en sus calles estrechas y en sus fachadas de piedra con tejados a dos aguas típicos del norte de España.

Pasear abre el apetito y es el preludio del mejor momento de nuestra visita a Tineo: la hora de la comida. La especialidad de la casa es el chosco de Tineo, un embutido de cerdo ahumado y condimentado con pimentón y ajo. La carne ha sido curada y ahumada con tiempo y paciencia, para después empaparla de especias siguiendo las recetas tradicionales de antaño. Por eso, este plato cuenta con la Indicación Geográfica Protegida.

Además de este plato de carne, en este pueblito de montaña podemos disfrutar de recetas calentitas y reconfortantes clásicas de la zona, como la fabada asturiana, el potaje de berzas o el cabrito al horno. Los amantes del queso gozarán con su selección de quesos artesanos, todo ello regado con una buena sidra, como manda la costumbre.

Las comilonas en Asturias son potentes y requieren sobremesas a la altura, a ser posible, en buena compañía o con una buena siesta. Después, el paseo para despejarse con la brisa fresca de la montaña y los colores anaranjados del atardecer es otro festín, pero esta vez para nuestra vista. A Tineo nos gusta ir en cualquier momento, pero el otoño y sus árboles rojizos son el mayor espectáculo del año.

Fotos | @turismotineo, Turismo Asturias.

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