El pueblo pesquero de la Costa Brava con playas de posidonia intactas que podría pasar por una isla griega

A escasos 15 kilómetros de la frontera con Francia, escondido en un rincón recóndito de la Costa Brava, está la bellísima Llançà. Esta villa marinera es una joya medieval bañada por una de las costas más bonitas de España. Su litoral está repleto de posidonia, que pinta las aguas de un turquesa vibrante que invita a bañarse, nadar y flotar. Es el lugar idílico para desconectar y olvidarse el estrés en casa.

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La villa marinera escondida entre calas que ha escapado al turismo. Es España, pero parece Grecia

Aunque sus primeros vestigios datan de tiempos romanos, el esplendor del casco antiguo de Llançà se lo debemos a la Edad Media. Callejuelas empedradas, patios escondidos e incluso restos de las murallas primitivas del siglo XVII. Entre las paradas obligadas si te interesa el medievo está la iglesia de Sant Vicenç del siglo XVIII, que se levantó al lado de una torre homenaje del siglo XIII que todavía hoy en día se puede visitar.

También tienen un antiguo castillo del siglo XI, el Palacio del Abad que aún mantiene sus almenas, algunas bóvedas y un pozo en pie. Y, si tú eres más de fachadas blancas encaladas, la Capella de la Mare de Déu del Port te va a robar el corazón.

Parece increíble que semejante pueblo marinero tenga, al mismo tiempo, vestigios de la Edad Media y playas paradisiacas. Toda la costa de Llançà es una maravilla natural, rodeada de bosques mediterráneos típicos del Alt Empordà. Rincones como Cala Grifeu o la playa del Port son ideales para un baño. Pero la magia está más allá, descubriendo las calitas que hay entre Llançà y Cap de Creus.

Cala Tamariua

Estas aguas tranquilas y claras están repletas de colinas marinas de posidonia, una planta que mantiene limpia el agua y crea ecosistemas únicos, albergando mucha fauna marina y creando espacios perfectos para hacer snorkel. Además, da al mar ese tono verde turquesa idílico y de ensueño.

La visión del mar teñido de turquesa, de las casas de teja y del pasado pesquero del pueblo aún presente en las barcazas del puerto hace que el tiempo se detenga, que desconectes de verdad. Pero, si necesitabas más, Llançà es orgullosa poseedora del restaurante Miramar con dos estrellas de Michelín y una cena allí terminará de hacer la experiencia inolvidable.

Fotos | @visitllanca, Empordà Turisme, Visita Costa Brava.

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