El pueblo blanco lleno de flores donde siempre hace buen tiempo está en Almería, pero los turistas se van a Mykonos

Hay un pueblito coqueto que parece Grecia, pero no hace falta salir de España para descubrirlo. Enclavado en las hermosas y salvajes costas de Almería se encuentra Mojácar, un pueblo colgado de una colina con vistas al mar. El verde de sus sierras y el azul del Mediterráneo armonizan de una forma exquisita con sus fachadas blancas y sus calles repletas de flores. Será como pasear por Santorini, pero en Andalucía.

Cualquier visita a Mojácar comienza por su parte alta, el casco antiguo del pueblo (y el más alejado de la playa). Todo en esta localidad parece atrapado en el tiempo, así que lo ideal es perderse y dejarse llevar por sus callejuelas blancas, entre macetas floridas y el murmullo del agua de la popular Fuente de los Trece Caños.

Otros rincones mágicos son la Plaza del Parterre, totalmente porticada y un reflejo intacto del pasado musulmán de la villa de Mojácar. Allí está la iglesia de Santa María, construida en el siglo XVI sobre los restos de la antigua mezquita.

Puerta de la Ciudad

Continúa paseando por el barrio del Arrabal, la antigua judería levantada en el siglo XVII. Para llegar hay que cruzar las antiguas murallas medievales y no hay mejor forma de hacerlo que por la Puerta de la Ciudad, un arco de medio punto del siglo XVI. Allí te esperan auténticas postales veraniegas de puertas de colores, casas encaladas, flores y mucha luz.

Cualquier visita termina en la Plaza Nueva, el centro social del pueblo. Este punto de encuentro es una coqueta plazoleta en la que se abre un increíble mirador, con vistas a toda la serranía y unos atardeceres espectaculares. Sin embargo, si lo que buscas es socializar, lo ideal es bajar hasta la parte baja y descubrir su paseo marítimo: más de tres kilómetros entre palmeras y playa repletos de restaurantes, tiendas y ambientazo.

Mojácar es tan evocador, tan mediterráneo e invita tanto a la desconexión que el hecho de que tenga playa es solo un añadido, porque por sí solo ya deslumbra. Sin embargo, el paraíso existe y está en Almería, porque esta preciosa localidad cuenta con 800 metros de costa de arena dorada, con todos los servicios, música en directo y ambiente relajado.