Pepa López
Editor SeniorAunque la mayoría piense que el Camino de Santiago terminar en la catedral de Compostela, lo cierto es que continúa hasta un pueblo marinero recóndito, de esos que se han quedado detenidos en un pasado pesquero y medieval. Así es Fisterra, una villa de calles estrechas, casas de piedra y un castillo en lo alto del acantilado, que mira al mar desde hace 300 años.
El casco antiguo de Fisterra es medieval y conserva muy bien su esencia de villa marinera. Las fachadas son de piedra gris con enormes cristaleras y todo el pueblo está construido en torno al puerto, el corazón de la localidad. Éste sigue activo, con marinero entrando y saliendo al son del traqueteo de sus barcas, trayendo el pescado a su lonja, la primera lonja turística de Galicia que permite a los visitantes ver las pujas en directo.
No es para menos, en Fisterra entran algunos de los mejores pescados y mariscos de nuestro país. Por eso, es imposible marcharse de allí sin probar sus vieiras, su pulpo a feira o sus zamburiñas. Pegado a este paraíso para los amantes del marisco está el monumento al Emigrante, dedicado a todos los gallegos que se fueron a buscar fortuna, otra parada obligada de Fisterra.
Monumento al Emigrante
Pegado al puerto y a la costa está el Castillo de San Carlos, una antigua fortaleza del siglo XVIII que defendía a la población de los ataques de piratas y saqueadores y que ha quedado como un testigo de ese pasado medieval. Hoy en día es el Museo de la Pesca y mantiene un estado de conservación excelente.
Castillo de San Carlos
Después de un paseo por el centro de la villa, cogemos rumbo sur hacia el faro de Fisterra. Antes de salir del pueblo llegamos a la iglesia de Santa María de las Arenas, uno de los secretos mejor guardados de Galicia. Este templo del siglo XII escode dentro una Puerta Santa similar a la de Santiago de Compostela, que solo se abre en Año Xacobeo. Justo debajo, tiene una calita vacía y recóndita preciosa llamada playa de Corveiro.
Iglesia de Santa María de las Arenas
Desde la iglesia sale un sendero de unos 40 minutos a pie que conduce hasta el Faro de Fisterra, el más importante de la Costa da Morte. Se trata de una torre de 17 metros de altura levantada en 1868, con el mejor atardecer de España. Podemos ir también en coche, pero entonces nos perderíamos varios rincones sorprendentes de este camino.
Por el camino podrás ver el Cruceiro gallego, el llamado 'cementerio vacío en el Fin del Mundo', un proyecto del arquitecto César Portela. También llegarás al último mojón, que marca el kilómetro cero y es donde oficialmente acaba el Camino de Santiago, aunque la mayoría lo de por terminado en Santiago. Todo ello aderezado con vistas al océano Atlántico, al horizonte y en un entorno natural cuidado y protegido.
Fotos | Concello de Fisterra, Turismo de Galicia.
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