Beatriz Robles, nutricionista: "la alergia a la leche y la intolerancia a la lactosa no tienen nada que ver"

Te contamos todas las diferencias a tener en cuenta para no confundir la alergia a la leche con la intolerancia a la lactosa

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Cada vez es más habitual toparse con alguien intolerante a la lactosa,  a veces es un familiar, un amigo, una pareja o uno mismo quien desarrolla dicha intolerancia. Es ahí cuando tendemos a confundir en un  inicio, por puro desconocimiento, la diferencia entre ser intolerante a  la lactosa y ser alérgico a la leche. Y es que dichos términos, aunque  puedan parecer bastante similares, como insiste la nutricionista,  tecnóloga de alimentos y divulgadora científica con medios de  comunicación, Beatriz Robles, "no tienen nada que ver."

La alergia a la leche es una reacción de nuestro sistema inmunológico contra las proteínas de la leche. Las alergias pueden llegar a ser muy graves ya que producen síntomas que son potencialmente mortales por eso con una pequeñísima cantidad de leche puede desencadenarse esa reacción adversa.

 

Por otra parte, como indica la nutricionista, en la intolerancia a la lactosa lo que ocurre es una incapacidad en nuestro organismo para digerir la lactosa, que es el azúcar de la leche. Más específicamente, las personas que son intolerantes a la lactosa carecen de una enzima que se encarga de digerir la lactosa, pero a pesar de ello pueden tolerar pequeñas cantidades de lactosa sin llegar a presentar síntomas.

El grado de gravedad es también una de las principales características que separan la alergia a la leche de la intolerancia a la lactosa, dado que la primera es mucho más grave por los posibles efectos que conlleva su ingesta en personas que padecen dicha situación. En la alergia hay que evitar por completo la leche, mientras que en la intolerancia depende de la sensibilidad individual a la lactosa de cada uno, por lo que se puede probar con pequeñas cantidades.

Cabe destacar que aquellos que son intolerantes a la lactosa tienen la posibilidad de seguir consumiendo leche, eso sí, eligiendo preferiblemente aquellos productos sin lactosa que se adapten mejor al organismo de cada uno. Una opción que sin embargo queda descartada para aquellos que son alérgicos a la leche.

Foto | ROMAN ODINTSOV en Pexels

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