Vaya, vaya. Creíamos que la boda del año se celebraba en Manhattan y casaba a una Waldorf, pero eso es pecata minuta con la que se viene encima: la heredera del imperio más apabullante del país,y primera potencia mundial del textil del mundo, léase Inditex, se casa. Enhorabuena a la novia Marta Ortega y al novio Sergio Moya. Y como discreta ha sido su vida hasta el momento, discretos están siendo los detalles acera de la ceremonia y de su vestido de novia.
Y una dice vaya vaya porque resulta que a la herederísima le ha dado por lucir un vestido ¿diseñado? por Zara tras numerosas especulaciones que aseguraban que se había puesto en contacto hasta con el mismísimo John, metí la pata, Galliano. Ella tan discreta y sencilla como para ejercer de dependienta en un Bershka de Oxford Street, ay cuántos hubieran deseado esa foto, sigue la política de no decir, no hablar y no comentar.
La empresa no ha dicho ni Pamplona pero dicha noticia corre como el polvorín cuché. Lo que la empresa sí ha confirmado es que de línea de novias low cost, nothing de nothing. Y agárrense ustedes que parece que el novio irá vestido de Massimo Dutti, como los niños.
Una se acaba de caer del guindo y se acostará aprendiendo una cosa nueva: Zara diseña. Qué regocijo señores, porque una lo que entiende es que el vestido será original, diseño único, esmerado, creativo y trabajado. Quedamos pues a la espera de contemplar la hermosura que con seguridad el equipo de ¿diseño? de Zara nos tiene previsto en su primera creación de un vestido de novia.
¿Nos encontraremos ante un clon, uno de tantos,un Marchesa, Valli, Lanvin, Wang o Saab recauchutado?
Desde aquí una última petición un tanto maliciosa: si el diseño lo merece, clamo porque las firmas low cost de la competencia lo fusilen, cambien un detallito aquí y otro acullá y lo saquen a la venta por cinco veces menos su valor. ¡Cuán felices nos harían! ¿Y a ellos?
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