En competencia casi directa con los protagonistas de Gossip Girl, el trío principal de High School Musical, escala posiciones y ya no es un producto exclusivo de revistas para adolescentes o las versiones teen de las grandes publicaciones: Ashley Tisdale, Zac Efron y Vanessa Hudgens ya no solamente interesan a adolescentes sino también a mayores.
Porque los musicales están de moda, y si en los setenta eran John Travolta y Olivia Newton John los que causaron una verdadera revolución social y hormonal con Grease, ahora, Ashley, Vanessa y Efron, que nunca pensaron llegar tan lejos con una modesta película de la televisión por cable que ha resultado ser un éxito mundial (como sabeis la tercera parte se estrenará en el cine), son sus dignos y jovencísimos sucesores.
Cantan, bailan, y mueven masas, todas quieren ser como ellas, y ellos, le odian por ser el más deseado; y los que ya no estamos en una franja de edad como para que nos emocionen sus líos de instituto y sus dudas existenciales, le seguimos la pista por ser los impulsores de un fenómeno inédito.
Un fenómeno nada despreciable, lo avalan millones de adolescentes que se saben de memoria sus coreografías y canciones, y no tan adolescentes, incondicionales de los musicales como Hairspray (buenísima por cierto) que se sienten identificados con situaciones universales, algo edulcoradas, como pide el guión, de unos jóvenes que fuera de la pantalla, ya jueguan a ser mayores.
Y no lo hacen nada mal; sobre todo Zac Efron, en el que nunca había reparado pero me parece que va por el buen camino del sex symbol.
Ellas tiene algo menos de sex appeal pero se desenvuelven con soltura ante las cámaras fotográficas, eso sí, distan bastante de tener madera de modelos, lo suyo es más bien la pose natural, el look de calle, las candid photos más que el editorial, y la única pasarela que suelen pisar, con mayor o menor solera, es la red carpet. Su habitat natural.
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