En plena Sierra de Tramontana en la bellísima isla de Mallorca, los días discurren perezosos y placenteros o al menos eso han debido de pensar quienes proyectaron esta espectacular casa de lujo de vacaciones rodeada de vegetación y con maravillosas vistas del mar Mediterráneo.
La finca está ubicada en uno de los innumerables valles que pueblan la Tramontana, sobre una colina, lo que le permite disfrutar de las espectaculares vistas sobre la frondosa vegetación agreste y de los clásicos pinares de Mallorca y, a pesar de su cercanía con Port Andraixt, se encuentra a salvo de miradas indiscretas.
La casa se ha construido al estilo tradicional de piedra de la zona y madera. Tiene incluso la clásica torreta que lucen muchas construcciones de las Baleares desde antaño, imagino que para ver si les atacaban por el mar. Un soberbio acceso atravesando un patio de piedra y adoquines, para entrar en una morada que dispone de ocho dormitorios y ochos baños repartidos en los distintos espacios que conforman la finca.
La casa cuenta con un salón de doble altura, con una maravillosa escalera de caracol que conduce a la biblioteca, que se puede ver en la parte alta del salón. Todo está conformado entorno a la clásica chimenea mallorquina redonda de hierro forjado.
Paredes blancas y muros de piedra, que resaltan más, si cabe en comparación con los altos techos con vigas de madera a la vista de los más curiosos, como un recordatorio continuo de la rusticidad del entorno.
La vivienda también tiene ascensor para las tres plantas que la componen y para bajar a un espacioso sótano donde se encuentran la sala de billar, una bodega abovedada, una suite privada, un lavadero y los dormitorios del servicio doméstico.
Numerosos detalles en la decoración, como las camas con baldaquino, las bañeras de piedra o sofás de piel, denotan una minuciosidad que parece que no se suele dar en las decoraciones rústicas.
Las modernas griferías o la cocina, totalmente tecnológica en un entorno tan sencillo nos dice que estamos equivocados y que cada metro de la casa está decorada siguiendo una pauta.
Un observatorio en la torre hará las delicias de quienes gustan de contemplar las estrellas en las noches claras o el mar en los días tranquilos. Un pequeño salón para escapar del bullicio de las piscinas y perfecto para una siesta durante la las tardes relajantes con sólo el sonido de las chicharras en el monte.
En el exterior, numerosos porches para pasar con éxito las tardes calurosas y resguardarse del frío durante las noches serranas, con fantásticas vistas de la piscina, la sierra y el mar.
El jardín con un césped perfectamente mantenido termina donde comienza la sierra, a los pies de la colina donde se alza la vivienda.
No hace falta viajar a Italia para encontrar la dolce vita, en Andraixt, donde el tiempo se detiene durante los largos días de verano encontramos esa dulzura que buscamos para nuestro descanso.
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