Nuestros hábitos alimenticios dejan mucho que desear y las enfermedades que predominan en la actualidad así lo demuestran, por eso, hoy te contamos todo acerca de una tendencia que puede ayudarte a comer más sano y a disfrutar más de lo que comes: el Slow Food.
Slow Food vs. Fast food
Gran parte de nuestros malos hábitos están protagonizados por el fast food que no sólo implica echar mano a la comida rápida sino también, comer con prisas, cocinar de igual forma acudiendo a los precocinados y restarle importancia así como tiempo al momento de comer.
El movimiento Slow Food que no es nuevo sino que tiene su origen en la década del 80 viene a enfrentar y oponer al fast food con todo lo que ello implica, proponiendo no sólo que comamos más despacio sino que cocinemos más en casa y dediquemos tiempo a ello de manera de recuperar el disfrute que genera el acto de comer sin descuidar la salud.
Según una descripción publicada en 2012, el Slow Food es un movimiento que se opone a la estandarización del gusto y la cultura y al poder de la industria alimentaria. Por el contrario, pretende globalizar lo local y tradicional.
Pero además de priorizar las costumbres y los alimentos locales, el Slow Food propone recuperar el placer que puede ofrecer el acto de alimentarnos, recomendando entre otras cosas, el sentarse a ingerir alimentos, masticar bien y comer despacio preparaciones siempre que sea posible caseras, lejanas de los productos industriales que nos invaden en la actualidad.
Una buena forma de comenzar a comer más sano
Si intentáramos acercarnos al movimiento Slow Food una de las primeras cosas que deberíamos hacer es cocinar más en casa utilizando para ello alimentos locales y platos tradicionales, afines a nuestra cultura en reemplazo de hamburguesas, hotdogs, pizzas y demás preparaciones propias del fast food en un mundo liderado por la industria.
Así, el cocinar y comer más en casa sin duda resultará en un cambio positivo para nuestra dieta, pues obtendremos más nutrientes y menos calorías con preparaciones más saciantes y placenteras.
Comer despacio es otra estrategia a implementar que nos ayudará a registrar mejor lo que comemos y a ingresar menos calorías al cuerpo, pero también, será la clave para favorecer la digestión pudiendo evitar la hinchazón abdominal que tanto nos molesta así como un potencial exceso de peso.
Por otro lado, si nos apuntamos al movimiento Slow Food estaremos beneficiando la producción local y con ella el medio ambiente al no requerir ésta de grandes traslados y procesamientos industriales.
Y como si fuera poco, disfrutar de lo que comemos reconociendo que los alimentos pueden ser fuente de placer y que el alimentarnos constituye un acto social favorecerá nuestra salud emocional así como la relación que tenemos con la comida, por ello, esta tendencia llamada Slow Food puede ayudarte a comer más sano desde una perspectiva diferente: cambiando comportamientos relacionados con la alimentación sobre todo.
Nuevos hábitos a incorporar si te apuntas al Slow Food
Si tus hábitos se están viendo afectados por el ritmo de vida agitado, ya sabes que el Slow Food es el movimiento que puede ayudarte a comer más sano y a estresarte menos reduciendo la velocidad en que vivimos.
Algunos hábitos que deberás incorporar para apuntarte al Slow Food y beneficiarte con esta nueva forma de alimentarse son:
- Comprar ingredientes de estación y de producción local.
- Evitar los alimentos procesados y ultraprocesados.
- Cocinar en casa.
- Elaborar platos tradicionales de la familia y disfrutarlos todos juntos en una mesa.
- Comer siempre sentado a la mesa.
- Masticar bien y comer despacio.
Bibliografía consultada | Galli, A. M. and DegliEsposti, P. 2012. Slow Food Movement. The Wiley-Blackwell Encyclopedia of Globalization.
Imagen | iStock