
Situado en el conglomerado montañoso de Sant Llorenç del Munt, el municipio de Mura forma parte de un entorno donde la abundancia de vegetación y fauna han vinculado desde siempre a su población a la tierra. Hoy en día, muchos de sus bancales y viñas están abandonados, pero el lugar conserva el encanto de una Edad Media llena de esplendor, visible en su casco antiguo, con sus casas de piedra o en la iglesia románica de Sant Martí.
Desde que se tiene constancia de su existencia en el siglo X, Mura ha sido un pueblo pequeño (actualmente tiene 227 habitantes). Entre las actividades económicas que le han dado riqueza destaca el cultivo de viñedos, hasta que en el siglo XIX la filoxera obligó a sustituirlo por la producción de carbón vegetal, cal y la industria textil.
De este modo, cuando en 1962 cerró la fábrica de hilados, muchos habitantes abandonaron el pueblo. Doce años más tarde, la creación del parque natural desencadenó la transformación de Mura en un municipio turístico, sobre todo a partir de las numerosas segundas residencias que se establecieron en este lugar durante el último cuarto del siglo XX.
El núcleo medieval de Mura es su gran reclamo, por la atmósfera que se respira y el carácter medieval que lo define, todo ello rodeado por un entorno natural envidiable. También es de interés la iglesia de Sant Martí, cuya estructura data de distintos períodos (siglos XI-XII, XV y XVII). Se trata del principal atractivo arquitectónico de la población, con su magnífica portalada románica.
De hecho, a su alrededor creció todo el núcleo de Mura, que bien merece un paseo por sus tranquilas calles empedradas, soportales, escaleras y callejones empinados entre casas de varios siglos de existencia. En el centro también se encuentra el Centre d’Interpretació del Parc Natural de Sant Llorenç del Munt y Serra de l'Obac, con la oficina de información turística, un buen punto de partida para empezar a descubrir este lugar.
A las afueras de la población se eleva la ermita de Sant Antoni, construida en 1716 con una sola nave de planta rectangular y una fachada coronada por un pequeño campanario. El elemento más destacado es el porche frontal edificado en 1818.
Además, distintos parajes naturales de gran belleza rodean la población. Recorriendo senderos señalizados se pueden explorar las cuevas de Mura, una cavidad formada por una sola galería de unos 200 metros de profundidad descubierta por un campesino en el siglo XIX.
También es un buen plan buscar las numerosas fuentes del municipio (la Mascarosa, la Noguera o el Foradot), pasear junto al agua de la Riera de Nespres o descubrir algunos de los molinos o masías más interesantes de Mura.
Foto de portada | @bagesturisme.ca
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