Si había un sitio que aún estuviera escondido en Tenerife era Masca. Este caserío está ubicado en lo más alto de los acantilados, rodeado de una vegetación espesa y casi selvática que muchos comparan con Machu Pichu. Un paraíso de paisajes espectaculares que, por su belleza, dejó de ser un secreto. Se volvió tan popular que miles de turistas lo visitaban en masa, colapsando la zona y poniendo en peligro la conservación de su famoso barranco. Ahora han tenido que cerrarlo y cobrar entrada.
El Caserío de Masca es una parada obligatoria para los que buscan descubrir un Tenerife más auténtico y rural. La llegada es compleja, ubicado en lo alto del macizo de Teno y con unas carreteras de montaña repletas de curvas. Su arquitectura tradicional, sus callejuelas empedradas y su popular barranco, el barranco de Masca, lo convirtieron en un destino turístico masificado. Y los vecinos han dicho basta.
En Masca comienza un sendero hacia el barranco de Masca, uno de los más populares y transitados de la isla. Se trata de una de las zonas más antiguas de las Islas Canarias, una ruta a pie de unos 5 kilómetros rodeada de paredes verticales que desemboca en un embarcadero. Es decir, va desde la cumbre hasta la playa y finaliza con unas vistas espectaculares al Atlántico y a los acantilados de Los Gigantes.
Por supuesto, este camino era la joya de la corona y la fama ha terminado pasándole factura. Lo que antes era una aventura entre volcanes, mar y palmeras, ahora se ha convertido en una fila eterna de turistas que desgastan los senderos y dañan el ecosistema.
Los vecinos y el Cabildo se cansaron y decidieron empezar a limitar el acceso al barranco, a golpe de reservas y venta de entradas. Ahora se puede visitar de 8:30h a 18:00h los viernes, sábados y domingos. Eso sí, solo se permiten 275 personas diarias y hay que pagar 28 euros. Los residentes tinerfeños pueden entrar de forma gratuita y los de otras islas canarias por 3 euros.
Con estas medidas buscan dar un respiro a la naturaleza y a los vecinos del caserío, que ven sus calles atascadas con coches y autocares aparcados de gente que viene a hacer esta ruta. Una respuesta clara y contundente ante el debate de la masificación turística que se vive en España, como hicieron con Mogán, el pueblo que cobra la entrada.
Fotos | Hola Islas Canarias, Barranco de Masca.
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