En los últimos años hemos hablado de todo tipo de viviendas sorprendentes, desde casas prefabricadas de todos los tamaños hasta incluso viejos faros convertidos a exuberantes casas de estilo mediterráneo. Sin embargo, nadie vio venir lo que está pasando en Estados Unidos: cárceles convertidas en apartamentos “cuquis”.
Del confinamiento a la habitabilidad. Al parecer, las antiguas prisiones de Estados Unidos están encontrando una nueva vida como desarrollos residenciales y comerciales. Un ejemplo notable es Liberty Crest Apartments, en Fairfax County, Virginia, anteriormente conocido como Lorton Reformatory, una cárcel construida en 1910 y famosa por haber albergado a sufragistas detenidas en condiciones brutales.
Tras su cierre en 2001, el condado adquirió la propiedad y la transformó en un desarrollo con 165 apartamentos, 157 casas adosadas y 24 viviendas unifamiliares, además de espacios comerciales y culturales. El proyecto, dirigido por The Alexander Company y Elm Street Development, ha mantenido elementos originales como señalizaciones de la prisión y un museo dedicado a su historia.
Un ejemplo. Lo contaba el New York Times en un amplio reportaje. Para los residentes, como Diamond Pearson, quien se mudó en 2022 sin saber inicialmente que era una antigua prisión, el atractivo radica en la arquitectura industrial, los muros de ladrillo y los pisos de hormigón. Aunque contaba que su primera noche le resultó “inquietante”, con el tiempo se enamoró del carácter histórico del lugar.
Crisis carcelaria y reutilización. Esta tendencia de transformar prisiones en espacios habitables responde a cambios en el sistema penitenciario de Estados Unidos. En el siglo XX, el país vivió un boom de construcción de cárceles, con más de 1.000 nuevas instalaciones entre 1970 y 2000. Sin embargo, desde 2010, la población carcelaria ha disminuido debido a reformas en las sentencias y la despenalización de ciertos delitos. En cifras, desde 2000 a 2022, casi 200 prisiones estatales y federales cerraron, dejando enormes instalaciones en desuso.
En Nueva York, por ejemplo, la población carcelaria se ha reducido en más del 50% desde 1999. Como resultado, 26 prisiones han cerrado en los últimos 13 años, y algunas ya han sido reutilizadas con éxito. Casos como el de Warwick, donde la cárcel Mid-Orange Correctional Facility fue convertida en un campus empresarial y parque deportivo. En Manhattan, la antigua Lincoln Correctional Facility se convertirá en un complejo de viviendas asequibles llamado Seneca, y en Fishkill, Hudson Valley, Conifer Realty adquirió el sitio de Downstate Correctional Facility con planes de convertirlo en un desarrollo de uso mixto.
Los desafíos de reutilizar cárceles. A pesar de todos estos éxitos, muchas cárceles cerradas, especialmente en áreas rurales, siguen abandonadas. Durante décadas, comunidades locales impulsaron la construcción de prisiones con la esperanza de generar empleo, pero al cerrar, estos complejos se vuelven difíciles de reutilizar debido a su ubicación remota y falta de interés comercial.
Entre los principales obstáculos se apuntan los altos costes de renovación (por ejemplo, las prisiones tienen muros gruesos que dificultan reformas), contaminantes preligrosos, ya que muchas contienen asbesto y materiales tóxicos que encarecen la reforma, o la propia carga histórica de los muros, ya que algunos sitios, como la Prisión Estatal de Tennessee en Nashville, se enfrentan al reto de ser considerados monumentos a la brutalidad carcelaria.
Proyectos en desarrollo. Sea como fuere y a pesar de los desafíos, estados como Utah y Indiana están apostando por reconvertir antiguas prisiones en polos de desarrollo económico. La Utah State Prison, ubicada en un terreno cerca de Salt Lake City, está siendo demolida para dar paso a un proyecto de viviendas, estaciones de tren y centros tecnológicos.
Por su parte, la prisión estatal de Michigan, situada junto al Parque Nacional de las Dunas de Indiana y cerca del Lago Míchigan, está en proceso de ser adquirida por el gobierno local para fomentar el desarrollo urbano. En este caso, el sitio se enfrenta a desafíos por su pasado como centro de ejecuciones.
Proyectos que ofrecen soluciones. Ante la creciente necesidad de uso eficiente del suelo urbano, estas propuestas de reutilización de prisiones ofrecen una solución innovadora para revitalizar comunidades. En Nueva York, la gobernadora Kathy Hochul ha creado una Comisión de Reurbanización de Prisiones para impulsar la reutilización de estos espacios, y organizaciones como The Sentencing Project defienden que estos lugares nunca vuelvan a ser usados para el encarcelamiento.
Imagen | ACLU
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