El fenómeno mundial de Downton Abbey vuelve para conquistar la gran pantalla en una esperada cita con la inolvidable familia Crawley y su carismática servidumbre, que, en esta ocasión, se preparan para el momento más crucial de sus vidas.
Tras seis temporadas en televisión, la película, protagonizada por el reparto original de la serie, cuenta como guionista con el propio Julian Fellowes, su creador. Y por supuesto destaca el maravilloso vestuario, un protagonista más de esta trepidante historia que se estrena el 20 de septiembre.
De la televisión a la gran pantalla
La cinta está ambientada en el año 1927, tan solo un año después del final de la serie. Ahora, la trama se centra en la visita del rey Jorge V y la reina María de Inglaterra, que desatará una situación de escándalo, romance e intriga que pondrá en peligro el futuro de Downton.
El reparto es el mismo sí, así que veremos al elenco original de la serie británica: Maggie Smith como Violet Crawley, Michelle Dockery como Lady Mary, Hugh Bonneville como el Condede Grantham, Joanne Frogatt como Anna Bates, Laura Carmichael como Lady Edith, Lesley Nicol como Mrs. Patmore, Allen Leech como Tom Branson, Jim Carter como Carson y Elizabeth McGovern como Lady Cora.
El magnífico vestuario
La clave de la película está en el casting, las localizaciones, la música, el maquillaje y peluquería, el montaje y por supuesto el vestuario, responsabilidad de Anna Robbins. La fabulosa diseñadora de vestuario ha hecho un trabajo extraordinario creando looks asombrosos y sofisticados. El nivel de detalle de cada una de esas prendas es espectacular y claro, mostrarlos en la gran pantalla, resulta majestuoso.
"El cine es fundamental para el desarrollo de la moda", así lo dice el diseñador Lorenzo Caprile, con quien tuvimos el placer de charlar acerca del papel de la moda en la alta sociedad de la época con motivo del estreno de la película. El diseñador nos ha contado sus impresiones del vestuario, además de las influencias del mismo: “el periodo que abarca la serie y la película es uno de los periodos más fascinantes porque es cuando cambian las cosas. En cuestión de vestuario, se pasa de los encajes del siglo XIX a los vestidos contemporáneos. El primer responsable de este cambio de vestir es el modisto francés Paul Poiret que elimina el corsé, sube el talle y vuelve a una inspiración griega con vestidos vaporosos y fluidos. También introduce la decoración y encuentra en el exotismo otra gran influencia (kimonos, turbantes y bordados)”.
Para Anna todo arrancó en la quinta temporada de la serie, cuando se incorporó al equipo. Allí tuvo que ponerse al día de la época en la que estaba la serie. "Investigué muchísimo. Tienes que ser un experto en la época para la que vayas a diseñar". La diseñadora fue a la Portrait Gallery, al V&A, analizó muchísimos diseños de los años 20 y comenzó a comprar en ferias vintage para fijarse en el corte y la confección. "Investigar nunca sobra, porque siempre descubres algo nuevo, o un pequeño detalle que acaba mostrándose en una prenda".
"Coco Chanel es la gran protagonista de estos años. Captó todo, lo interpretó y lo aplicó a la moda femenina", nos explica Caprile, y añade: “es curiosa también la influencia que esté teniendo la estética de la serie en las pasarelas. Hemos visto este estilo en Ralph Lauren, Dolce&Gabbana, Chanel... y por ejemplo mis novias piden trajes de estilo ‘Downtown Abbey vintage’.
Después, comenzaron el proceso en el taller donde empezaron a cortar patrones, hacer prendas de prueba, fijarse en los detalles y por supuesto probar cada prenda. En paralelo, trabajan con el guion: lo analizan para saber qué atuendos necesitan y dónde. "Para Downton, eso significa muchos y variados, porque la familia se cambia de ropa a menudo. Mi trabajo es asegurarme de que todos los atuendos funcionan con el resto en escena, que la escena en conjunto sea cohesiva, y que se ponga el énfasis correcto en los personajes adecuados: estar a la altura del precioso entorno donde la escena cobra sentido y el público percibe todo con naturalidad”.
Trabajar en el cine y en la televisión es diferente, ya que en el primero se cuenta con menos estilismos, por lo que se tiene que elegir con cuidado y acertado cada prenda. Lo que viene siendo dar en el clavo con el vestuario. En el cine también se dispone de más tiempo para crear escenas, estudiar los colores y asegurar que el vestuario funcione con la decoración del set y con la propia localización.
Anna ha diseñado muchas prendas de cero, con las telas, muchas de ellas teñidas en vez de comprarlas directamente de un color que ya existiera. "Mi preocupación es que los trajes y vestidos iban a verse a mucha mayor escala, literalmente. Normalmente utilizo muchas piezas vintage auténticas y diseño con ellas como base, sea restaurándolas, personalizándolas o usando esas telas para hacer algo nuevo. Las telas que emplease, los detalles y la fabricación iban a tener que superar la prueba de verse a pantalla gigante”.
El control de calidad a la hora de comprar fue muy exigente y Anna tuvo que mostrarse más selectiva. "Hay que conseguir que el atuendo sea efectivo de los pies a la cabeza y cause impacto, pero también poder perfeccionar un detalle y que no sobrecargue la escena".
La película cuenta con un reparto muy numeroso e implica mucho vestuario, así que poder diseñar con la suficiente rapidez para mostrarlos y tenerlos listos fue complicado. El objetivo era subir el nivel de la serie, así que todo conllevó una mayor dedicación en los pequeños detalles para que todo fuera lo más auténtico posible.
El hallazgo preferido de la diseñadora fue un tejido especial en el mercado de Portobello, uno de los más famosos de Londres. "Habían recibido una prenda que no me dejaban ni ver porque la dueña del puesto se la había prometido a otra persona. Me hizo una descripción y casi lloro de lo bonita que sonaba. Habló con el coleccionista y este accedió a que nos lo quedáramos. Aún estaba envuelta en su papel de cera original, con su etiqueta parisina... abrimos el envoltorio por primera vez, porque era una prenda nueva..."
Se trataba de un precioso y delicado tul de seda, que emplearon en el vestido de Violet (Maggie Smith) para el baile en Harewood House. Y también el encaje metálico dorado que usaron en el vestido de Violet para la cena real. Caprile explica que: "en esta época son muy comunes los trajes de encaje dorado o metalizados que podemos ver por ejemplo en el vestido de Violet para la cena real".
Para Anna el vestido más impresionante es el que lleva Lady Mary (Michelle Dockery) en el baile. Comenzó como un vestido por la rodilla con un cuello muy diferente. Un diseño francés con cuentas bordadas en muselina de cien años de antigüedad, al que le modificaron el bajo de la falda y añadieron una pieza negra en el cuello que cuelga por toda la espalda. "Cuando lo encontré, supe que Mary debía lucirlo con un estilo atrevido y monocromático. El nivel de ornamentación es asombroso. Sé perfectamente cómo luce las prendas Michelle, y sabía que en ella le conferiría un perfil increíble. Le daba un movimiento ideal cuándo estaba bailando".
Downton Abbey viene dispuesta a arrasar, como ya lo hiciera la serie. La película es maravillosa y está muy cuidada, y cuenta con todos los ingredientes para pasar dos horas muy agradables en el cine, el mejor plan de fin de semana.
Fotos | Universal
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