Por increíble que parezca, todavía hay hombres que no dan ningún tipo de importancia a la ropa interior. Calzoncillo reglamentario, que se suele decir, y listo. Por suerte, Rafa Nadal no es uno de ellos, y hemos podido verlo así de elegante en su presentación como nueva imagen de Tommy Hilfiger.
Pero incluso aquellos que consideran que lo que hay más allá del pantalón es sólo asunto suyo, están transmitiendo algo con su decisión. Y es que la ropa interior dice mucho más de ti de lo que te imaginas.
Blanco y corto
Un slip blanco es el calzoncillo más común. El que todo hombre ha llevado en algún momento en los últimos 80 años. Son los que llevas de niño... hasta que creces y te das cuenta de que el slip no es tan sexy como un buen boxer.
Pero si sigues llevando este tipo de calzoncillo, independientemente de modas y tendencias, lo que transmite es que eres un hombre con los pies en la tierra, sin tiempo ni ganas de preocuparte por cosas superfluas y para el que la comodidad y la utilidad están en primera posición en su lista de prioridades. ¿Para qué complicarse la existencia?
Apretado hasta límites insospechados
Si crees que llevar unos calzoncillos ajustados es una buena idea... piensa dos veces. Ojo, unos boxer diseñados para ir pegados a la piel que queden anchos puede ser una de las cosas más horrorosas a las que debas enfrentarte, pero de ahí a ir marcando hasta el lunar que tienes en el muslo hay un trecho.
La ropa interior demasiado ajustada, además, puede causarte más problemas que beneficios. Dificulta la circulación, contribuye a la aparición de la celulitis, y –lo peor de todo– es terriblemente incómoda. Se sube, los bordes se te clavan en la piel... ¿De verdad quieres llevar unos calzoncillos de dos tallas menos?
La elegancia del negro
Es así. Si pasa con la ropa que llevamos a la vista, también sucede con aquella que se reserva para los momentos de intimidad. Un boxer negro o azul marino es elegante, siempre que siente bien –revisad el punto anterior–. El algodón es un tejido muy agradable y cómodo, por lo que estaríamos ante un hombre al que le gusta la sobriedad y estar a gusto, pero se preocupa por su aspecto físico y por ir acorde con la moda.
Si nos vamos a otros tejidos más lujosos como la seda, seguramente estemos ante un auténtico sibarita, un hombre al que le gusta lo mejor de lo mejor, incluso en algo tan peregrino como la ropa interior.
Cortos y con color
Una opción cada vez más demandada son los slips en colores llamativos. Azul, rojo, verde... Sin embargo, este tipo de calzoncillos suelen recordar tanto a la infancia que llevarlos puede transmitir precisamente un carácter infantil, inocente y seguramente divertido.
En esta categoría también podríamos incluir cualquier calzoncillo con estampado de dibujos, sea slip o boxer. Es un rechazo total a la moda, a la tendencia, a lo que se espera de ti y a lo que la sociedad te impone que debes ser. Maldita sea, voy a ir a comprarme unos.
Boxer blanco y con color
Una de las opciones más recurrentes en el cajón de la ropa interior masculina es el boxer blanco ajustado con algún detalle en color. Cómodo, atractivo, hace que la ropa siente bien... Parece que cumple con todos los requisitos. ¿Pero qué dice de ti?
El blanco y negro es un clásico, y posiblemente sea una alternativa segura para los que no se quieren quedar únicamente en el blanco pero tampoco quieren dar el salto al color. Es una combinación rotunda, sin tonos intermedios, y transmite decisión: o blanco, o negro, pero nada más allá.
Dentro de la gama del color, las posibilidades son infinitas. Y cuanto más atrevido el color, más atrevido el que los lleva. Pero teniendo en cuenta que la base siempre es el blanco, seguramente estemos ante un hombre al que le gusta arriesgar cuando sabe que lleva buenas cartas.
El tanga. Sí, es necesario hablar de ello
Un hombre con tanga transmite, en primer lugar, una enorme seguridad en sí mismo. Hace falta para llevar tanga. Y a menos que las circunstancias lo requieran –llevar un pantalón de un tejido que marque absolutamente cada costura que lleves debajo de él–, el hombre en tanga es una rara avis.
Quizá porque sea muy difícil que quede bien, quizá porque la sociedad todavía no está preparada para ver a un hombre llevando esta prenda, pero lo cierto es que el hombre que lleva tanga es un pionero. Y merece todo nuestro respeto y admiración por su bravía.
Boxer holgado
No todos los boxer tienen que ser de algodón y ajustados. Algunos hombres se decantan por el clásico calzoncillo largo y amplio, generalmente con un estampado de cuadros, siendo el azul el color que más triunfa en este género.
Es una prenda muy europea, con un punto atlético, y encima evita ese desagradable inconveniente de que se suba la tela que cubre el muslo, generando incomodidad en zonas en las que todo debería ir como la seda. Es un calzoncillo para hombres prácticos, no demasiado preocupados por las tendencias, pero que desde luego cuida su aspecto y su comodidad a partes iguales.
Slip a la cadera
Igual que sucede con la ropa interior femenina, los slips han empezado a bajar el talle a la cadera. Son una opción ideal para llevar con pantalones que también son bajos de cadera sin que parezca que has salido de rodar el último videoclip de Snoop Dogg.
Este tipo de corte dibuja a un hombre que se cuida físicamente, al que le gusta ir impecable, y que es muy consciente de su atractivo. Es el calzoncillo metrosexual, por así decirlo.
Como podéis ver, hay tantas opciones como hombres. Y al final se trata de que estés cómodo, te sientas a gusto y te veas bien. La ropa interior puede ser una forma de expresión muy divertida y personal, y aunque no la compartas con el mundo –o sí, ahí ya no nos metemos–, lo suyo es que a ti te haga sentir, por lo menos, como Rafa Nadal.