¿Te tomarías una copa de vino en una barbería? ¿Sabías que Quentin Tarantino estuvo comiendo una semana entera en un restaurante de Madrid sin que nadie le reconociera? ¿Y que los dos (restaurante y director de cine) nacieron el mismo día del mismo año?
Decía la canción de Gabinete Caligari aquello de “Bares, qué lugares”. Y, sin duda, las mejores historias se cocinan, muchas veces, cerca de una barra o de una cocina de un restaurante. Aquí te recopilamos algunas de ellas.
Quién sabe si dentro de unos años a estas experiencias de barra de bar se les suma las de barra de barbería. Puedes probar a tomarte tu copa de vino Viña Pomal mientras te arreglas la barba en la nueva Bar-Bería, en Madrid (calle Infantas, 10). Una anécdota que contar a los colegas como las de estos famosos.
Tampoco los reyes están exentos
Para muchos, es un motivo de orgullo y satisfacción que algún famoso acabe degustando sus platos y sus caldos en su establecimiento. Pero, ¿quién es un famoso? ¿Acaso tú no reconocerías a Tarantino?
Qué decir entonces del rey Juan Carlos, ¿no? Pues en El Cacique no le reconocieron. Cierto es que era cuando aún era un príncipe, y que, desde entonces, cuentan que el emérito ha vuelto varias veces.
Lo cierto es que muchas de las mejores anécdotas tienen a personajes famosos como protagonistas más o menos involuntarios. Sobre todo cuando van a sitios de moda, como el Puerta 57. Hasta ahí fueron uno de los matrimonios deportivos y de moda más reconocidos, los Beckham. Los paparazzi recibieron el chivatazo y fueron hasta ahí en masa para intentar captar la mejor imagen de la pareja. La solución fue evacuar a David y Victoria por una puerta trasera que comunica el restaurante con la calle.
¿Hay algo más viejuno que un sol y sombra?
Hay veces que estos personajes famosos te sorprenden. Vayamos al extremo opuesto. Si los Beckham son el paradigma de lo que está de moda, nuestros siguientes protagonistas se pueden colgar la medalla al momento más viejuno.
Personas que piden mezclar un Gran Reserva con gaseosa, vegetarianos que dejan de serlo al probar un foie... Son historias reales que han pasado en bares y restaurantes
Hablamos de Al Pacino y Robert de Niro, para quienes se abrió el restaurante una hora antes. La sorpresa fue que, tras la cena, De Niro pidió una copa que quizá ni tú conozcas: un sol y sombra (hacía quince años que nadie había pedido en El Landó).
Lo que no sabemos es quién se quedó más sorprendido: si quienes tuvieron que servir este sol y sombra o los que tuvieron que mezclar un gran reserva con gaseosa. Y no, no nos vale la excusa de que eran turistas: un vino de esa calidad no se mezcla con nada. Nuestros incautos protagonistas lo hicieron con un Viña Pomal Gran Reserva. ¿Te atreverías tú a hacer lo mismo, incluso con la añada Reserva de la familia Centenario?
Pero también nuestros famosos patrios protagonizan anécdotas. Por ejemplo, Plácido Domingo, que viendo los cuadros del restaurante La Paloma, quiso presumir de sus conocimientos y destacó uno de ellos: “¡Oh!, El Liceo de Barcelona!”. Pero, como ya te puedes imaginar, no era este teatro, sino La Scala de Milán. Cuando el dueño le corrigió, Plácido se escudó diciendo: “No se extrañe si me equivoco, tenga en cuenta que yo siempre veo los teatros desde la perspectiva contraria”.
Una copa en la Bar-Bería
Esta vez nos sentamos en una silla distinta. No estamos delante de ninguna mesa, tampoco vamos a catar el mejor cocido durante 4 horas de comilona. No. Nos vamos a arreglar la barba, vamos a disfrutar del cuero de la silla de barbero de toda la vida, a dejarnos cuidar por profesionales y mientras, con una copa de vino en la mano.
Nuestra experiencia personal pasa por la madrileña Bar-Bería de Viña Pomal, un pop-up especial que tiene lugar en la recién estrenada barbería Compadre. Un vino rosado, blanco o reserva, entre otros, te esperan en el barrio de Chueca mientras innovas con tu peinado o tu barba.
Según un estudio de Viña Pomal, realizado a 1.000 hombres españoles, más de la mitad iría a una barbería de forma más habitual si allí pudiese degustar un vino mientras se cuida.
A falta de campanas, buenas son sartenes
Volvemos a la mesa con cubiertos. Hay muchas personas que deciden pasar la Nochevieja en un restaurante. ¿Qué pasa si en el momento de comer las uvas el televisor encargado de retransmitir las doce campanadas se estropea? Pues que hay que poner en marcha, más que nunca, el ingenio.
¿Qué hicieron en El Jardín de Orfila? El jefe de cocina salió con todo su equipo a dar las campanadas con sartenes y palos.
Por cierto, que si te gustaría vivir este momento, no lo dudes porque, desde entonces, se ha convertido en una tradición en este local.
Vegetariana hasta que la carne nos una
En tiempos en los que abundan los veganos, vegetarianos y otro tipo de dietas, hay quien cree que muchos de estos usuarios cambiarían de parecer si probaran un buen plato animal.
Robert de Niro pidió un sol y sombra. Hacía 15 años que no preparaban uno
Y algo así pasó en el restaurante Lavinia, donde una de sus comensales confesó que era vegetariana. Pese a ello, el chef le pidió que, aunque sabía que iba contra sus costumbres alimenticias, probara su foie. Tras varias insistencias, la comensal accedió y, desde ese momento, decidió que lo de ser vegetariana lo dejaba para otros.
El romanticismo lo carga el diablo
Si los famosos acumulan muchas anécdotas, los momentos de romanticismo tampoco se quedan atrás. Pero hay que tener mucho cuidado porque a veces los planes no salen como se pensaba.
Esto le pasó a un joven enamorado que escondió el anillo de pedida en el postre, con la colaboración de la cocina del restaurante. Pero la afortunada no se dió cuenta y se metió el anillo entero en la boca.
Así que, ten cuidado con lo que pides o deseas. Aunque en esta ocasión no salió como se pensaba, hay otras afortunadas para los que sus plegarias son escuchadas. Así al menos lo cree la prima de la dueña de Nicomedes, que al ver entrar al cuerpo de bomberos por una falsa alarma de fuego en el local gritó “¡¡Gracias, Dios, por escuchar mis plegarias!!”.
No sin mi postre favorito
Como no se veía la tele, los encargados de dar las doce campanadas en Nochevieja fueron los cocineros. Emplearon sartenes y palos
Seguro que tú también tienes un restaurante por el que sientes predilección y en el que te gustaría comer casi a diario. Incluso que no quieras probar otro plato que lleve el mismo nombre para no compararlo. Pero, ¿serías capaz de pedir en otro local que te trajeran ese plato de la competencia?
Tú a lo mejor no, pero dos diputados lo hicieron. Se quedaron sin hueco en su restaurante favorito y, ni cortos ni perezosos, a la hora del postre pidieron al camarero si podía acercarse hasta el otro establecimiento para traerles su helado.
No te vayas todavía, aún hay más
La verdad es que podríamos seguir horas y horas contándote algunas de las anécdotas que pueblan los bares y restaurantes de España.
Muchas de estas historias están recogidas en un libro, "Historias Auténticas", que podrás encontrar en la Bar-Bería, en la madrileña calle Infantas. No sólo podrás retocarte la barba y el bigote, sino hacerlo degustando una copa de vino.
Aquí podrás una copa vino de Viña Pomal, un Rioja marca de Bodegas Bilbaínas que es ya todo un clásico. El nombre hace referencia a la parcela donde se cultivan las uvas, situada en Haro, de la que se producen vinos desde hace más de cien años. De hecho, la gama Viña Pomal Reserva Centenario (que, según los expertos, está ahora en su mejor momento para ser degustada) salió al mercado en 2001 con uvas del año 1996, con el fin de festejar estos cien años en el mercado.