Es muy posible que si sales a la calle en calzoncillos –aparte de levantar algún que otro revuelo entre las señoras que van a la frutería– sea cuestión de tiempo que aparezca la policía y te pida explicaciones sobre la ligereza de tu atuendo. Pero el que aparentemente estemos tan limitados a la hora de exhibir nuestra ropa interior en público, hay unas cuantas cosas que todavía podemos hacer y en las que la ropa en general es algo secundario.
Correr en calzoncillos... por una buena causa
No, no sólo porque te apetezca –aunque esa es la mejor causa de todos–. Nos referimos a una causa caritativa. En Estados Unidos hay una carrera anual, la Cupid's Undie Run, cuyos fondos están destinados a una fundación para niños con cáncer. Y como se celebra el día de San Valentín, lo suyo es que hagas la carrera con tu lencería y ropa interior más sexy.
Tal es el éxito que han tenido que Canadá y Australia ya se han unido a la fiesta. Imaginamos que al otro lado del ecuador, lo de correr en calzoncillos en febrero se llevará bastante mejor, así que si te apetece probar la experiencia, quizá lo mejor sea que pilles un vuelo a Sydney.
Dormir. Obviamente
Si eres de los que pasan del pijama, bienvenido, compañero. Llevar toda esa ropa es un auténtico inconveniente y las ventajas demostradas de dormir en ropa interior son muchas más que las de hacerlo vestido. Olvídate de enredarte en las sábanas, de terminar con la camiseta del pijama enrollada a la altura de las axilas y de despertarte sudando la gota gorda.
Dormir en calzoncillos no sólo es beneficioso –aunque hay médicos que aseguran que lo mejor es ir libre como el viento–, sino que si lo haces acompañado, es mucho más fácil preparar el terreno para futuras interacciones a si lo haces con un pijama de franela. Di no al pijama de franela, por favor.
Hacer una videollamada
Aquí deberíamos plantear varios niveles diferentes. Si es estamos hablando de la típica videollamada en la que sólo se ve te la cara, ve a por ello. Ojo, si estás en casa. Que tampoco es cuestión de terminar en el cuartelillo.
Si, por contra, nos vamos a algo más serio, como una entrevista de trabajo o una videoconferencia en la que se nos vea de cintura para arriba... ¿para qué llevar pantalones? ¿Quién lo va a ver? Y tú vas a estar muchísimo más cómodo sin que te apriete nada por ningún lado.
Pintar
Abres el armario. Por supuesto, está lleno de camisas preciosas y vaqueros que atesoras año tras año después de haber encontrado la marca que te sienta como un guante. ¿Vas a usar algo de eso para pintar la casa y que se te eche a perder? Más bien no.
¿Y por qué no pintar en calzoncillos? Nadie te ve –asegúrate de bajar las persianas de casa para evitar que la vecina se dé una buena ración de vista–, y es la forma más práctica de hacerlo. Si te manchas, una ducha y listo. Además, ¿hay algo más cómodo que llevar tus boxer de algodón mientras te mueves por casa?
Cocina... con cuidado
Puntualicemos. Ni se te ocurra freír unos churritos en calzoncillos, a menos que quieras que te ingresen en la unidad de quemados en el peor de los casos, o que termines con alguna que otra ampolla en pleno pectoral en el mejor escenario.
Puedes cocinar en calzoncillos sin ningún problema. Prepara una deliciosa ensalada o investiga con esa receta de bizcocho de helado. La repostería y los platos fríos son tus mejores elecciones a la hora de cocinar en ropa interior. Lo suyo es mantenerse lejos, muy lejos, del aceite caliente.
Hacerte una sesión de fotos
No hay nada que suba más la autoestima que hacerse una sesión de fotos profesional en ropa interior. No suelen ser caras –puedes encontrar fotógrafos profesionales en torno a los 100 euros la hora–, y son una buena manera de sentirte como Rafa Nadal en la campaña de Tommy Hilfiger.
Busca a alguien con buen gusto. No se trata simplemente de que salgas enseñando piel, sino que tengan un punto artístico, que sean fotografías que no te importaría colgar, por ejemplo, en el pasillo de casa. No hay que llegar tampoco a un grado de egocentrismo patológico tipo Patrick Bateman, pero seguro que sabéis encontrar ese punto medio.
Dar una fiesta
Si la premisa es, por supuesto, que todo el mundo acuda en ropa interior. Sentemos unas cuantas bases. Idealmente, lo suyo es hacerlo en una casa. Ningún bar te dejará que lo llenes con tus amigos en calzoncillos. Y lo mejor es elegir una época en la que haga buen tiempo y se agradezca estar con poca ropa. Nada de montar un sarao de este tipo en pleno enero, a menos que estés en el hemisferio sur.
Existe bastante tabú en torno a estar con más personas en ropa interior. Un tabú que tampoco tiene mucho sentido, máxime si tenemos en cuenta que la ropa interior cubre las mismas zonas que un bañador o un bikini, en el caso de las chicas. ¿Qué mejor forma de desmitificar este asunto que socializar en ropa interior?
Limpiar
Posiblemente sea la más aburrida de todas las actividades de nuestra lista, pero seguramente sea una buena a tener en cuenta justo después de la anterior. ¿Hace mucho que no pasas el aspirador por casa? Y si encima es verano, estamos hablando de una de las cosas más pesadas y que más calor dan.
¿Por qué no limpiar en calzoncillos? Estarás mucho más fresco yendo de un lado para otro, limpiando y organizando, que si lo hicieras con ropa.
Echar un partido de tenis
Eso es lo que han hecho los chicos de Tommy Hilfiger, con Rafa Nadal a la cabeza, para presentar la nueva campaña de ropa interior, sastrería y la fragancia Bold. Aunque también es cierto que para conseguir hacer algo parecido, tendrás que hacerlo en una pista privada. Y no, seguramente no te valga la de la parcela, a menos que quieras que las vecinas se crean que están viendo Eurosport a través de la ventana y tengas público fijo.
En general, son muchos los deportes que podríamos practicar en ropa interior. A fin de cuentas, un buen boxer no tiene nada que envidiar a un short deportivo, y cuando hace calor, no hay nada más cómodo que olvidarte de todo lo que te sobra y pasártelo bien practicando tu deporte favorito.