Ajaaaa. Seguro que a vosotros os pasaba como a mí, creíais que Miranda Kerr era un ser venido de otro planeta, en el que siempre se viste bien, se lleva tacones y puedes con tu nene de 15 kilos en brazos y tus estiletos de 12 centímetros. Yo nunca he estado en ese planeta pero es reconfortante ver que hasta ella comete errores.
Sé que algunos pensaréis que estoy equivocada, no en vano lo que ella lleva se puede ver en todas las ciudades de este país sean grandes o pequeñas, sean mujeres jóvenes o de más años. Pero yo hay dos elementos de su estilismo con el que ha sido vista en su último viaje, y parada en el aeropuerto de Japón, que me provocan urticaria. Uno de ellos son los bolsillos sobresaliendo de los shorts. Esos bolsillos de algodón malo, blanco y a veces rotos que tanto se estilan y son el paradigma del mal gusto. Todo en conjunto no te sienta bien, a tu increíble cuerpo de tantos centímetros que prefiero ni saberlo, parece mentira.
El segundo de los elementos que me provoca reacciones alérgicas en los ojos y el sentido del gusto son las medias de cristal. No puedo con ellas, ya lleven plumetti y lo dictamine Balenciaga, ya las lleven las reinas de Saba del cotarro fashionil. Nunca me han gustado, pero lucirlas en un look sport aún menos. Con una falda lápiz, tacón alto y unas estupendas piernas, tienen un pase, pero con unos shorts hasta el coxis, pues no.
Querida Miranda, no sé si será fruto de la envidia, de querer ponerte peros pero a esto le digo no, no, no. Y que conste que debe tomarse como atenuante el hecho de estar de viaje, en tus horas libres, como podría decirse, y en un look de día, de esos en los que las demás lucimos vaqueros y bailarinas. Pero como siempre vas tan mona...
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