Hay que vender, churros, zapatos o discos. Y cada uno ha de buscarse la manera de hacerlo. Lady Gaga encontró la suya creandose un personaje, dando una polémica allí y otra allá y procurando ser la reina del fashion trash. Ahora está en Berlín, a la espera del estreno de su álbum, ARTPOP el 11 de noviembre, Y claro, ella se las sabe todas.
Sabe cómo disfrazarse, cuándo dar el cante y cuándo afinar la nota, cómo vestirse para salir en todos los medios, ya sean de moda o de economía y aportar un remate final para que no se escapen tampoco las revistas de cotilleo. Acaba de llegar a Berlín en promoción de su nuevo album, y a la salida del hotel Ritz se la ha visto con un vestido que parece sacado del baúl de las muñecas de porcelana de una coleccionista obsesa.
Ella, claro está, no ha querido quedarse en sus fru frus, sus volantes y su rosita. No, ha subido la tela hasta límites impúdicos, como dicen algunos medios muy graciosamente, dándoselo todo a sus fans.
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