Aunque estamos deseosos de que se estrene El Gran Gatsby la cosa parece ir para largo. El dinero se les ha acabao, el coste de producción se les ha ido de las manos y mientras Dicaprio y compañia estan en stand by, llega Etro y nos recuerda que la era Jazz fue de las más prolíficas en embellecer a la mujer.
El Arte decó que tanto me gusta recarga un desfile que se centra en los años 20 y los viste con los cortes propios de la época pero desdibuja sus estampados, casando sin ton ni son sus flores y colores en una sinfonía perfecta de cómo lucir el estampado diferente sin parecer Doña Croqueta.
Maxi flores y margaritas en tonos vibrantes se combinan con bases oscuras y rayas más propioas de la época de la depresión. La economía no estaba para grandes alegrías pero la mujer desató sus corsés y subió sus faldas, cortó su melena a lo bob y se transformó en el nuevo chico-chica.
El blanco y negro propio de los dandys de la época y sus flappers se mezcla con estampados con motivos orientales, plisados, espaldas desnudas hasta límites casi impúdicos y muestras de piel impropias para la época.
Verónica Etro recompone el paisley firma de a casa y lo convierte en una mezcla perfecta de flora y fauna con tintes de arte marcial en las prendas y ciertos estampados. El final del desfile, con maravillosos vestidos en un sólo color que contradicen el espíritu de la colección, nos explica el porqué de la banda sonora utilizada para que sus modelos salieran en cada pase, Florence and the Machine.
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