Frente a los bares y la música machacona de siempre un movimiento se está extendiendo cada vez más: quedadas para leer

Estos lugares brindan una experiencia única que combina el amor por los libros con el disfrute de la buena compañía

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“Aquí, sentado en un bar durante una hora leyendo una novela. No puedo recomendar la experiencia lo suficiente”, comentaba un profesor de arquitectura estadounidense en la red Bluesky. Lo cierto es que esa “experiencia” de la que hablaba se ha convertido de un tiempo a esta parte en todo un fenómeno capaz de rivalizar con otras fórmulas “sociales” que han perdurado durante décadas. Frente a los bares de música histriónica donde el alcohol es el epicentro, las quedadas de lectura aparecen como una alternativa.

Los book bar. En un mundo donde las distracciones digitales y la vorágine del día a día han desplazado los hábitos de lectura, los book bars están emergiendo como un oasis para los amantes de los libros.

Estos espacios híbridos, que combinan librerías con cafeterías, bares y restaurantes, ofrecen un ambiente acogedor donde los lectores pueden disfrutar de una copa de vino o un café mientras se sumergen en sus historias favoritas. Más que simples librerías, los book bars se están convirtiendo en el “tercer lugar” ideal, un refugio entre el hogar y el trabajo donde la lectura es la protagonista sin la presión de despejar la mesa para el próximo cliente.

Los pioneros del fenómeno. Contaba el New York Times que el fenómeno de los book bars ha tomado fuerza en ciudades como Nueva York, donde establecimientos como The Lit. Bar en el Bronx, abierto desde 2019, han marcado la pauta al ofrecer una combinación de libros y vinos en un espacio diseñado para la comodidad y la inspiración.

Otro referente es Book Club Bar en Alphabet City, que se destaca por su ambiente relajado y su amplia oferta de bebidas. Con horario extendido hasta la medianoche o la una de la madrugada, este bar permite disfrutar de las últimas novedades literarias en su espaciosa área de lectura o en su patio trasero, un rincón envidiable donde los clientes pueden sumergirse en la lectura acompañados de un cóctel o un café. Fuera de Estados Unidos, ciudades de Italia o Londres en Reino Unido también empiezan a abrir “book bars”.

Propuestas especializadas. El concepto también ha evolucionado hacia propuestas más especializadas, como es el caso de Sullaluna, un bistró italiano ubicado en el West Village. Inspirado en su sede original en Venecia, este espacio se enfoca en libros de ilustración y diseño, además de contar con una exquisita selección de literatura infantil en inglés e italiano.

La experiencia se complementa con un menú gastronómico que permite degustar platos tradicionales como el cacio e pepe o la frittata di patate, mientras se disfruta de una lectura en un entorno íntimo y elegante.

Reading Rhythms: fusionando fiesta y lectura. Más o menos bajo la misma idea, en Estados Unidos también ha surgido un fenómeno social que está ganando popularidad a gran velocidad: las fiestas de lectura organizadas por Reading Rhythms.

Lejos de ser un club de lectura tradicional, estas reuniones ofrecen un enfoque innovador que combina la experiencia introspectiva de la lectura con el ambiente social de una fiesta. Lo que comenzó en el verano de 2023 como una reunión casual en la azotea de un edificio de Brooklyn, con apenas diez asistentes, se ha transformado en un evento de gran demanda con listas de espera de cientos de personas y sedes en distintas ciudades como Londres, Roma y Los Ángeles.

El nacimiento de las Reading Rhythms. Todo comenzó como una inquietud de un grupo de amigos neoyorquinos que, abrumados por el ajetreo diario y el tiempo dedicado a socializar, notaron que estaban leyendo mucho menos de lo que deseaban.

¿Qué hicieron? Decidieron combinar sus dos intereses en un mismo espacio, probando una nueva forma de disfrutar la lectura en compañía de otros. La primera reunión fue todo un éxito y, a partir de ahí, la idea comenzó a expandirse rápidamente, captando la atención de medios de comunicación como Rolling Stone, The New York Times y Condé Nast Traveler.

Cómo son las “fiestas”. En este caso, los eventos de Reading Rhythms se organizan en bares, plazas y otros espacios cuidadosamente ambientados con sillones antiguos, iluminación tenue y música en vivo que en ocasiones incluye piano.

Los asistentes, previa reserva de unos 20 dólares, llegan con su propio libro y participan en dos sesiones de lectura de 30 minutos cada una, intercaladas por descansos en los que se fomenta la conversación entre los participantes. La estructura flexible permite que cada persona lea el libro de su elección, sin restricciones de género o temática, lo que "genera intercambios diversos y enriquecedores".

Colaboración de instituciones. El éxito de Reading Rhythms ha llevado a colaboraciones con instituciones culturales como la Biblioteca Nacional y Hudson Yards, así como con editoriales interesadas en aprovechar la plataforma para promocionar sus novedades literarias. La organización ha diversificado sus eventos, incluyendo reuniones al aire libre en plazas públicas, donde los asistentes pueden disfrutar de la lectura en un entorno relajado y accesible.

Los creadores de Reading Rhythms destacan que la clave del éxito radica en la combinación de la soledad inherente a la lectura con la conexión social que ofrecen estos encuentros. Para muchos participantes, asistir a estas reuniones se ha convertido en una oportunidad para hacer nuevas amistades e incluso encontrar pareja, como es el caso del propio Ben Bradbury, uno de los fundadores. Sin embargo, no faltan las críticas, y algunos opinan que estas fiestas no son más que una reinvención superficial de la tradicional biblioteca.

Sea como fuere, tanto los Book Bars como las Reading Rhythms tienen el mismo espíritu: ofrecer un espacio donde los lectores pueden reconectar con el placer de la lectura en un entorno social y relajado, una versión del “bar de toda la vida” que devuelve a los libros su lugar privilegiado en la vida cotidiana.

Imagen | Morgan Johnst, Pexels

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