En los últimos años, muchos gimnasios y sport centres se han esforzado por convertirse en entornos atractivos para que los usuarios tengamos un poco menos de pereza a la hora de ir a ejercitarnos. Pero, claro, no todos los gimnasios (ni todas las ciudades) tienen los mismos recursos. Porque, ¿se os ocurren mejores vistas mientras nos dejamos la piel en la elíptica que la catedral de Notre Dame o la torre Eiffel? Esta idea, la de disfrutar de un entorno único mientras hacemos ejercicio, es una de las razones de ser del proyecto arquitectónico ideado por los arquitectos italianos de Carlo Ratti Associati.
El gimnasio será en realidad un bote flotante que discurrirá por las aguas del Sena, con veinte metros de largo y capacidad para 45 personas. Y cristales panorámicos, claro, para que los clientes no se pierdan ni un detalle de la ciudad.
Pero no son las vistas lo que más destaca en este gimnasio flotante, sino su modo de funcionamiento, que utiliza la energía humana. Las máquinas del gimnasio, principalmente bicicletas estáticas, están conectadas a un inversor, que convierte la energía empleada por los clientes en electricidad que hace funcionar el barco. Es parte del compromiso del proyecto con la sostenibilidad, como también lo es el hecho de que, en todo momento, los clientes puedan consultar el estado medioambiental del Sena en tiempo real.
Los responsables del proyecto esperan que esté disponible en los próximos meses y que, cuando no se esté utilizando como gimnasio, se pueda alquilar para fiestas privadas.
Imágenes | Carlo Ratti Associati.
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