Y por partida doble, porque hace tiempo que una actriz no me sorprendía tanto con su versatilidad. Drew Barrymore ha desplegado esta semana sus mejores dotes de actriz sobre la alfombra roja porque de los múltiples estrenos a los que nos han invitado y apariciones públicas con las que nos ha deleitado, en ninguno parecía la misma persona.
En cada uno de ellos se ha reinventado construyendo unos estilismos fabulosos y rindiendo homenaje a tres décadas de estilo: desde los años 20 de Alberta Ferretti a lo Jean Harlow, a los cincuenta de Giambattista Valli a lo Audrey Hepburn, hasta los setenta de Andrew GN a lo Vampirella meets Brigitte Bardot.
Y cuando creíamos que el glamour se había agotado, va y nos vuelve a sorprender con sendos estilismos. El primero, a base de vestido verde agua asimétrico firmado por Elie Saab, tocado semi-deshecho con pasador de plumas y zapatos bicolores de Giuseppe Zanotti, en honor a los divinos cuarenta. El segundo, al más puro estilo Jackie Kennedy a base de vestido de cóctel by Nina Ricci, zapatos nacarados de Gucci y maxi gafas de concha para completar.
Divina a más no poder.
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