No podían perdérselo, ni juntas, ni por separado, y a a falta de una Paris Hilton a la que le pega mucho más la Semana de la Moda de Los Ángeles en la que presenta colecciones su hermana Nicky, qué mejor tándem que dos mujeres de asfalto de referencia: Mary-Kate Olsen, la gemela grunge despreocupada y Nicole Richie, la mamá trendsetter que debería venirse a vivir a este lado del Atlántico.
Ambas en el front-row de Proenza Schouler, de negro y muy bien agarradas, Mary Kate repitiendo poncho negro pero con t-shirt de manga larga debajo y con una especie de rasta a modo de trenza que salía a flote entre su desubicada melena ondulada, y Nicole, muy reluciente de cara y algo menos rubia de lo que nos tiene acostumbrados, y con un vestido peto con tank top blanca; ambas, en su línea, ambas, muy delgadas, y ambas con sendas sandalias que son lo que más me gusta de sus looks.
Hacen muy buena pareja, ahora solo hace falta que Paris se haga íntima de Ashley, y todo quedaría en casa.
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