Podría decirse que el agua micelar es uno de los partidazos de la belleza y la dermatología: es buena, nos aporta y nos nutre, nos refresca, nos hace sentir bien, es bastante fácil convivir con ella y se deja querer.
Desde hace pocos años, este producto se ha convertido en un elemento imprescindible de la rutina diaria de cuidados para el rostro de muchas mujeres. Los expertos aseguran sus bondades y la industria cosmética se ha lanzado a venderla. Pero, verdaderamente, ¿qué tiene el agua micelar para que se haya formado tanto hype en torno a ella?