Carlos Pérez
EditorLa infanta Cristina cumple 60 años y lo celebra en Zarzuela. Después de años de distancia, titulares incómodos y una posición casi fantasma dentro del relato oficial de la familia real, Cristina regresa al lugar que fue su casa. Y lo hace con un gesto que no necesita nota de prensa: una cena íntima con los suyos, en el corazón de palacio. Una celebración orquestada con mimo y estrategia emocional por su madre, la reina Sofía, que siempre ha hecho del "techo común" su mejor escudo para mantener unida a la familia.
Tras más de una década en tierra de nadie, marcada por el caso Nóos y su exilio sentimental entre Ginebra y Barcelona, la infanta recupera su sitio en palacio. No hay fotos, ni discursos, pero hay algo más fuerte: la reaparición en el lugar la vio crecer. Consciente, silenciosa, milimetrada. Y con un mensaje: ya no es solo "la hermana del rey" que vive fuera; hoy es la homenajeada en Zarzuela.
Entre los asistentes, todos los nombres importantes: sus cuatro hijos —Juan, Pablo, Miguel e Irene— se reunirán con ella dejando atrás sus rutinas en Londres, Barcelona, Oxford y Madrid. La infanta Elena acudirá también, probablemente con Victoria Federica y Froilán. También estará, cómo no, la reina Sofía, y su inseparable hermana, Irene de Grecia, siempre presente en las celebraciones más íntimas.
Y como en toda historia de regreso, hay un gesto clave: el rey Felipe VI bajará a cenar con ella. Así lo ha confirmado una fuente a Vanitatis, sin rodeos: "El rey bajará". En el lenguaje silencioso de Zarzuela, esa frase tiene más peso que cualquier comunicado institucional. Marca una voluntad. Un gesto entre hermanos. Un equilibrio entre lo personal y lo político.
la infanta Cristina
La decisión de doña Letizia, en el aire
¿Y Letizia? Aquí empieza el suspense. No hay confirmación oficial, y no es un detalle menor. Su presencia (o ausencia) no solo marca una postura familiar: sería el primer acercamiento público hacia una cuñada que ha estado fuera del foco por motivos más que conocidos. Letizia ha sido siempre firme en su idea de ejemplaridad institucional. Y si acude, será una señal. Si no lo hace, también.
El gran ausente será, cómo no, el rey Juan Carlos, todavía exiliado en Abu Dabi. La celebración no tendrá discursos, ni retratos oficiales. Pero sí guarda algo mucho más revelador: la infanta Cristina vuelve a la mesa de los suyos. No como símbolo, sino como parte. Es un gesto. Un reencuentro. Y una foto invisible que, quizás, vale más que cualquier portada.
Fotos | Gtres
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