Voy a hacer una confesión: el primer día de estas rebajas me pasé mi buena media hora delante de la web de una conocidísima marca de ropa, buscando unas alpargatas preciosas que había visto en temporada y que no conseguía encontrar por ninguna parte. Finalmente, di con ellas en la sección de continuidad (maldita sea) y entendí el motivo por el que no las había encontrado en el buscador: ya no se llaman alpargatas. Ahora son espardeñas. Y entonces me di cuenta de la triste realidad: ¡necesitamos un diccionario para ir de compras!
Mi madre no me entiende cuando le hablo de ropa
Por mucho que yo me pueda perder a veces con la proliferación de nuevos términos, al menos tengo la ventaja del inglés y de estar algo al día de las tendencias. Pero, ¿y mi pobre madre? ¿Y nuestros abuelos? ¿Cómo les vamos a decir un día que vamos a estrenar un crop top monísimo con unos jogger en animal print, pero con un trench por encima por si refresca, cuando nuestros pobres interlocutores solo nos están viendo con un pantalón de chándal de leopardo, una gabardina y una camiseta a que le falta tela? Si las pintas que llevamos ya son incomprensibles per se, no les añadamos más dificultades, por favor. Dejemos que nuestras abuelas sigan llamando encaje al crochet, volante al peplum y 'te queda grande' al oversize. Yo no me voy a reír demasiado, que la primera vez que una amiga me dijo que se había comprado un culotte precioso para un evento, pensé que se iba a presentar allí en bragas.
El incomprensible mundo del pantalón vaquero
Menos mal que nuestros padres nos han dicho desde niñas que vamos a necesitar el inglés para todo. Yo pensaba que se referían a entrevistas de trabajo o a la posibilidad de ligarnos a un Erasmus, pero nunca lo he visto más necesario que a la hora de comprarnos unos vaqueros. O sea, unos jeans. O sea, denim. Loose fit, boyfriend (y girlfriend), ripped, skinny, straight, flared, bootcut, crop, damaged, mom... Y el high-waist, medium waist, low waist, claro. Y los híbridos, como los jeggings. Gracias a todos los dioses que en las tiendas low cost nos acompañan el corte con unas fotitos ilustrastivas porque los términos van surgiendo más rápido que nuestra capacidad para asimilarlos. ¿Mi último hallazgo? Los vaqueros pitillo de toda la vida ya no son skinny. Ahora son cigarette, Zara dixit.
La cazadora de cuero
Echo un poco de menos los tiempos en que una cazadora de cuero era, simplemente, una cazadora de cuero. En épocas un poco lamentables de nuestra adolescencia, si eso, una chupa. Pero, de repente, me entero de que tengo en el armario una perfecto. ¿Una perfecta? No, no. Una perfecto, así, mezclando masculino y femenino. Y, justo cuando me había acostumbrado a eso, resulta que tampoco. Que lo que tengo es una biker. De hecho, hay grandes posibilidades de que en nuestro armario haya una biker amarilla de Zara que, todo sea dicho de paso, no es amarilla, sino mostaza (o sea, mustard). Vamos, un follón.
Los complementos, ese mundo aparte
Hubo un tiempo en que esos bolsos tan ideales en los que no cabe absolutamente nada (y menos un smartphone de última generación) se llamaban bolsos de mano. Así, a lo loco, sin pasarlo por el filtro del inglés. Ahora se llaman clutch, lo cual no sería un gran problema si no fuera porque, ya de hablar inglés, hablémoslo bien: la pronunciación correcta es algo así como clatch, pero mucho me temo que si nos referimos así a ellos, quien nos escuche se debatirá entre la incomprensión y unas ganas irresistibles de darnos con él en la cabeza.
Mayor problema suponen los bowling, los shopper, los satchel, los pochette, los hobo o los tote. Que conste que a mí un par de categorías me parecen la misma. Pero, al menos, mi dignidad estaba a salvo cuando lo acompañaban de la palabra 'bolso'. De un 'bolso pochette' al menos tenía un dato básico: era un bolso. Pero, ¿si solo me dicen pochette yo qué hago con mi vida? ¡Si me suena a fruta!
Que los zapatos no te paren los pies
Ay, los zapatos. Qué sería de nuestras vidas sin ellos. Con ellos pasa un poco como con los pescados, que en cada zona se les llama de una manera diferente. Yo todavía no tengo claro si 'bailarinas', 'francesitas', 'merceditas' y 'manoletinas' son o no la misma cosa. Pero, si creíamos que este sería el mayor problema, es que no contábamos con la aparición de inventos como los slippers o los granny shoes.
¿Y qué me decís del calzado deportivo? El acabose. Zapatillas, deportivas, zapatillas deportivas (así, todo junto), tenis, bambas, playeros (¡y playeras!)... ¿Qué decisión tomamos? Uniformizarlo todo en sneakers, por ser la más fácil de pronunciar y escribir para el ciudadano medio (?).
Bromas aparte, lo peor de estas palabras no es que existan, que nos confundan o que tengamos que estar permanentemente actualizando nuestro vocabulario para comprendernos. Lo peor es que, al menos a mí... ¡me encanta utilizarlas!
Imágenes | Zara
En Trendencias | Los 11 términos de moda que necesitas conocer para un 2016 lleno de estilo
[
](https://www.instagram.com/accounts/login/?next=https%3A%2F%2Fwww.instagram.com%2Ftrendencias%2F)
Ver 3 comentarios