La guerra entre team Conrad y team Jeremiah de ‘El verano en que me enamoré’: tu elección dice mucho de tus relaciones

La serie de Prime Video ha puesto de acuerdo a millenials y Generación Z y todos hemos caído y elegido con qué hermano queremos que termine Belly

Anabel Palomares

Editor

Lo de ‘El verano en que me enamoré’, la serie de Prime Video basada en los libros homónimos de Jenny Han, está siendo una auténtica locura. La serie no distingue de edades y todos nos hemos enamorado perdidamente de este dramático triángulo amoroso. Hasta los treintañeros. Ha invadido TikTok y hay una auténtica guerra entre el team Conrad y el team Jeremiah. Elegir uno u otro dice más de lo que piensas de ti según la psicología.

Antes de seguir te daré el resumen más resumido de la serie: Belly conoce a los Fisher de toda la vida y siempre pasa los veranos con ellos. Está enamorada de Conrad, el hermano mayor, desde hace eones y Jeremiah es uno de los mejores amigos de la chica. Conrad es misterioso y Jeremiah, extrovertido. Son la noche y el día y el problema es que Belly, parece amar a ambos y ambos, parecen amar a Belly. Es ahí donde está la batalla entre el “team Conrad” y el “team Jeremiah”, que defienden a quién debería elegir la chica.

Team Conrad

Conrad Fisher es el hermano mayor y está interpretado por el guapísimo Christopher Briney. Dejaremos de lado el hecho de que físicamente pueda encantarte porque es alto, y tiene un pelazo y unos ojos para perderse en ellos. Centrémonos en el resto. Conrad es inteligente y tiene un aire melancólico de “chico malo”. Es todo misterio, como si fuera un personaje de ‘Crónicas vampíricas’. También es todo hermetismo, porque los sentimientos y las emociones no terminan de ser algo que maneje, en general. Es impredecible y complejo lo que resulta algo magnético.

Conrad representa al clásico arquetipo que, como nos explica la psicóloga Iria Reguera, ya nos tenía locas en los 90. Está atormentado pero enamoradísimo, pero eso le hace ser el típico que ni come ni deja comer. “Es un perfil con el que nunca sabes a qué atenerte pero al mismo tiempo es muy leal, te conoce mejor que nadie y demuestra silenciosamente que va a estar ahí para ti”, nos explica. El problema es que con él no sabes a qué atenerte aunque “confías en que va a cambiar”. Eso provoca un enganche y una emoción que en realidad es ansiedad, como nos cuenta Reguera. Se siente atraída por un sí y no constante que sube y baja sus emociones una y otra vez.

En 'El verano en que me enamoré' Conrad es la personificación de ese amor que duele (mucho), que cuesta, que nos tambalea y que hemos visto mucho. Muchísimo. Es Damon de ‘Crónicas Vampíricas’ y Chuck Bass de ‘Gossip Girl’. También es Hardin Scott de ‘After’, y Nate Jacobs de ‘Euphoria’. Es un arquetipo que se repite una y otra vez en el cine y las series. Es cierto que el personaje de Conrad tiene un recorrido mayor porque pasa de ser el típico adolescente atormentado, con todo lo que ello conlleva, a un joven incapaz de expresar sus sentimientos pero mucho más adulto y calmado y tomando decisiones para cambiar esto. Ama, pero lo hace desde el caos más absoluto. Quiere a destiempo, a ciegas, rompiendo todo a su paso. Conrad ama pero no sabe bien cómo hacerlo, al menos de momento.

La psicóloga Carly Dober le dijo a Refinery29 que quienes están en el team Conrad podrían disfrutar del "arquetipo del chico malo" o de la terrible "dinámica de empujar y tirar". Quizá lo que estás es enamorada de la idea de que el primer amor nunca se olvida y que ninguno es tan puro como lo fue eso. Conrad es justo eso: el primer amor de Belly.

Valentina Alesi, también psicóloga, asegura que “representa lo difícil, lo inalcanzable. Lo que siempre parece estar escapándose”. Conrad es la personificación de uno de los mitos de amor romántico que desmiente la también psicóloga María Esclapez en su libro ‘Me quiero, te quiero’, uno con subidas y bajadas como en una montaña rusa. Lo que pasa es que ese amor inestable no es verdadero amor, o al menos no un amor tan sano como nos gustaría.

Team Jeremiah

El personaje que interpreta Gavin Casalegno es alegría. Dejando de lado que como su hermano, es guapo, alto y tiene unos rizos y una sonrisa que enamora, Jeremiah es buen rollo y comunicación. Un chico divertido, tierno, dulce que aunque no es perfecto, sí es estable. Es capaz de cuidar y estar presente, de demostrar amor y hacer que la otra persona se sienta amada, admirada, vista y entendida. Entiende sus sentimientos, los expresa y lidia con ellos. Y algo importante: se comunica.

Para Reguera, Jeremiah es “el perfil de tu mejor amigo y tiene las cualidades opuestas a Conrad”. No está atormentado ni tienes que adivinar cómo se siente porque sí te lo dice. “Te hace sentir seguridad y va a ser siempre tu mejor apoyo”. Además, para Belly representa la tranquilidad a pesar de que “aún es inmaduro y busca salirse con la suya”, como nos contaba Reguera que sacaba a colación la “eterna competición con su hermano y su padre” que “puede ser un problema”. 

Según Dober, es posible que apoyemos a este personaje que representa la estabilidad y la fiabilidad porque “estamos en una etapa diferente de la vida y nuestras prioridades en cuanto a un compromiso a largo plazo han cambiado”. Ya no queremos pasarlo mal sino estar tranquilas después de haberlo pasado mal, aunque en ocasiones nos asusta sentir calma en una relación de pareja por culpa de nuestro pasado tóxico.

Esto que te contamos no es vinculante, no implica que ocurra así en el 100% de los casos. Puede que solo te caiga bien o veas algo en la ficción que te guste más o menos, pero es importante que en este punto se aclare que lo que se ve en una serie en cuanto a relaciones no tiene por qué ser lo normal. Ni siquiera lo aceptable. No es el amor al que debemos aspirar, esperar o buscar. Crecer viendo relaciones tóxicas como la de ‘Tres metros sobre el cielo’ o la de esta serie a la que nos hemos enganchado, puede modificar nuestra forma de relacionarnos. Cuando las historias románticas que consumimos presentan violencia, celos, manipulación o idas y venidas como prueba de amor, podemos empezar a asociar estas dinámicas con algo deseable y puede que nos cueste reconocer comportamientos tóxicos en la vida real.

Por ejemplo, glorificar la reconciliación dramática después de peleas intensas refuerza la idea de que el sufrimiento forma parte de una gran historia de amor y que “vale la pena” aguantar ese dolor por la pasión y el amor que aparecen después. Disfrutar de una serie como está es genial porque está diseñada para ello, pero tenemos que ser capaces de mostrar pensamiento crítico con ellas y preguntarnos si lo que vemos sería o no una relación sana en la vida real.

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