Este plato sabe a verano y huele a Italia, pero es mucho más suave que la receta original
No soy italiana pero la pasta forma parte de mi dieta como si lo fuera. Como mucha pasta porque tiene tanta versatilidad que jamás me aburro, pero si hay una salsa que adoro, solo ganada por la carbonara, es el pesto. La mala noticia para mí es que el pesto genovés, la receta original se me va de presupuesto porque lleva piñones, así que a lo largo de los años he probado diferentes variantes más económicas pero igual de ricas.
Una de mis favoritas es la salsa pesto de brócoli o brocolipesto, pero también preparo otra variante con espinacas frescas, y lo he llegado a hacer con rúcula y nueces. Me encanta aprovechar cualquier hoja verde, unos frutos secos y parmesano, para conseguir una salsa rápida en 5 minutos que preparo mientras se cuece la pasta (y me sobra tiempo). El que te traigo hoy es con una de las verduras más ricas del verano. Un pesto de calabacín.
Cómo hacer salsa pesto de calabacín
La receta es sencillísima a más no poder, pero tiene un truco para que nos salga bien, y es quitarle la humedad al calabacín para que no quede una salsa aguada. Lo que haremos es rallar un calabacín mediano (no hace falta que lo peles antes, solo que lo laves y seques bien) con un colador grueso o un procesador de alimentos. Una vez rallado lo ponemos en una estameña, un trapo bien limpio o una muselina y apretamos fuerte para quitarle el exceso de agua. Si lo prefieres y no tienes prisa, puedes ponerlo en un colador fino y dejar que vaya perdiendo el agua poco a poco, colocándolo sobre un bol como haríamos con el pepino para un tzatziki griego.
Cuando esté bien escurrido y haya perdido bien de agua, metemos el calabacín en un procesador de alimentos o una batidora junto con el resto de ingredientes que conforman el pesto: albahaca, ajo, queso y un fruto seco.
Echamos unas hojas de albahaca para darle aroma, un diente de ajo (si te gusta potente siempre puedes añadir más), 40 gramos de parmesano, pecorino u otro queso curado y 40 gramos más de un fruto seco. No es necesario usar piñones, que están carísimos, la verdad. Podemos meterle avellanas, almendras, nueces o incluso pistachos, cualquier fruto seco y mejor al natural. Trituramos y añadimos sal y pimienta. Cuando ya esté todo un poco triturado, echamos un poco de aceite de oliva hasta que coja la consistencia que más te guste. Rectificamos de sal y pimienta ya está lista.
En mi caso la hago siempre para un buen plato de espaguetis, pero si me he pasado de cantidad y me sobra, la guardo en un bote en la nevera (dura 2-3 días muy bien) y la añado en tostas, pizzas, sándwiches, ensaladas y hasta en pescados. Queda especialmente bien con pescado blanco como el bacalao o la merluza, que son menos grasos y la salsa le aporta un toque especial. Si aún así te ha sobrado, puedes congelarla en botes pequeños, aunque no creo que te sobre porque hasta buena hasta para dipear.
Fotos | DAP; CJ Dayrit en Unsplash, Les Bourgeonniers en Pexels
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