Dieta del guerrero a examen: esto es todo lo que sabemos sobre esta polémica versión del ayuno intermitente

Durante las últimas semanas se ha hablado mucho y en numerosas ocasiones de la Dieta del guerrero o Warrior Diet. En teoría, se trata únicamente de otra forma de ayuno intermitente, pero con ciertas particularidades en cuanto a los alimentos que podemos consumir. Sin embargo, la realidad es que hay más diferencias que similitudes y mientras que el ayuno intermitente es un plan de alimentación con beneficios demostrados y seguro, la cosa cambia con la Dieta del guerrero.

En qué consiste la Dieta del guerrero

Se trata de una dieta creada por Ori Hofmekler, experto en ejercicio y escritor del libro Warrior Diet & Anti- Estrogenic Diet and The 7 Principles of Stress. La idea detrás de esta dieta sería conseguir erradicar la obesidad alimentándonos de la misma forma que lo hacían nuestros antepasados cazadores. Al menos, en la teoría. Una de las cosas que promete esta dieta es ayudarnos a perder peso de manera rápida.

Y esta debería ser una de las primeras alertas rojas. Si hay algo que sabemos a estas alturas es que este es un reclamo habitual en las dietas milagro que no funcionan a largo plazo y pueden ser peligrosas para la salud. Sin embargo, los hábitos de alimentación saludables, dietas efectivas y patrones de alimentación como el ayuno intermitente normal, se centran en mantener una vida saludable a largo plazo y conseguir el peso que nos corresponda como consecuencia y no fin.

Cómo se realiza la Dieta del guerrero

En el ayuno intermitente existen diferentes modalidades: la 12/12, la más habitual 16/8, el 20/4 en el que recaería esta Dieta del guerrero, el ayuno de 24 horas y el de 48 horas. La idea de esta dieta es alimentarnos en una ventana de cuatro horas y ayunar durante 20 horas. Hasta ahí todo correcto.

Es decir, sabemos que el ayuno intermitente ofrece beneficios desde el patrón de 12/12 y que los de más horas no parecen ofrecer muchos más beneficios que el de 16/8. Pero si se adaptan mejor a nuestro estilo de vida o a lo que necesitamos, podemos elegir alguna de las otras opciones sin problema.

La gran diferencia es que la Dieta del guerrero establece qué cosas podemos comer y cuáles no, y lo hace de manera bastante restrictiva. En el caso del ayuno intermitente, no se específica qué podemos comer. Es más, parte de la gracia es que podemos comer de todo. Lo único a tener en cuenta es que en las horas de comida tendremos que cubrir nuestras necesidades calóricas - para no desnutrirnos ni pasarnos de calorías - y se recomienda que se intente consumir alimentos saludables. Nada más.

Sin embargo, la dieta creada por Hofmekler viene con muchas más condiciones. En esa ventana de cuatro horas se hará una única comida. Una vez que iniciamos la dieta, en la primera semana podemos consumir - durante las horas de ayuno -, agua, té, café, verdura y fruta cruda, frutos secos,  yogur, huevo cocido y un poco de caldo. Sin embargo, en las cuatro horas de comida de esa primera semana solo se podrá comer legumbres, verduras crudas y cereales integrales.

Durante la siguiente semana podemos tomar lo mismo en las horas de ayuno, pero en las horas de comida podemos tomar proteína de origen animal y verduras asadas o cocidas, pero evitando los cereales integrales. Las siguientes semanas se consume lo mismo en las horas de ayuno, pero empezamos a incluir alta ingesta carbohidratos dos días a la semana y baja ingesta otros dos días.

Es recomendable o no la Dieta del guerrero

Esta dieta tiene el beneficio de que se basa en el consumo de alimentos "reales", alejándonos de los procesados y ultraprocesados. Por ese lado, comemos alimentos más saludables y, además, nos ayuda a perder peso. Sin duda.

Sin embargo, se trata de una dieta muy difícil de llevar a cabo. No solo por el límite de horas, si no porque limita mucho los alimentos que consumimos, cambia las normas cada semana. Esta restrictividad puede causar ansiedad, dificultades para conseguir adherencia a este estilo de alimentación y estrés.

La realidad es que no hay evidencias científicas concretas sobre la eficacia de esta dieta. Lo que sí señalan algunos expertos es que puede llegar a limitar demasiado nuestros nutrientes haciendo que no consumamos los suficientes. Desde luego, no es sostenible a largo plazo, como sí que lo son otros patrones de ayuno intermitente.

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