Cuando puedo miro el programa Style by Jury, en español “Tu estilo a juicio”, que emiten en Divinity. Es impresionante lo que pueden hacer los estilistas y otros profesionales para darle un vuelco de estilo a una mujer. Aunque su objetivo es siempre el mismo: el estilo elegante y sofisticado.
Hacen maravillas con los cuidados de belleza y maquillaje, los cambios de corte de pelo son geniales. El cambio de vestuario de la invitada al programa también es fantástico aunque pecan de querer dar siempre el mismo estilo. Se puede tener mucho estilo sin que sea el elegante, el sofisticado.
Hoy mismo el programa transformaba a una ama de casa con dos niños con aspecto de adolescente a una sofisticada mujer que podría pasar por una alta ejecutiva: un traje chaqueta satinado, pendientes y collar listos para un look de fiesta o para una reunión de abogados en el bufete. Hubiese estado mucho mejor enseñarle cómo lucir un estilo sport-chic o un smart-casual con el que sentirse cómoda además de guapa.
Tener estilo no significa necesariamente estar siempre elegante, sofisticada, sexy. A una monitora de yoga le han hecho ver que su armario se reduce a sudaderas y pantalones de deporte, que hay ropa distinta que le sienta muy bien. Perfecto. Pero no hace falta convertirla en algo que no es. Hay ocasiones para llevar un vestido elegante pero no tiene porqué ser tu estilo personal habitual. Y eso no es nada malo, solo es distinto.
La sofisticación, la elegancia, estar sexy … Se abusa tanto de estos estilos con la imagen de las actrices de Hollywood, de las Top-models, las modelos de los anuncios publicitarios de todo tipo de productos que hay que hacer un esfuerzo para no perder el norte. Si tu ritmo de vida, tu percepción de tí misma o las exigencias de tu trabajo no te piden ser elegante, no lo seas. No hay que confundirlo en tener clase, en saber estar o tener allure. Se puede destacar en todo lo anterior con pantalones pitillo caqui, botas de montar, chaqueta de micropana y sombrero de fieltro.
En Embelezzia | Mejor tener ‘allure’ que belleza, El estilo de Steven Waldberg