Que Genoveva está estupenda en innegable. A sus 47 años, la que fuera modelo se conserva divina. Y lo suyo le cuesta. Entre sus almuerzos en restaurantes de lujo y las tardes de sol en el palacio de San Sebastián, la supuesta amante de Federico de Dinamarca encuentra tiempo para visitar su clínica de confianza.
Le gustan los tratamientos de belleza y no duda en someter a su rostro a la última tendencia en este sentido. Crema que sacan, crema que prueba. Pero la cosa no queda ahí. Genoveva también decidió hace un tiempo pasar por quirófano para verse mejor. Sustituyó su pecho por un par de implantes de silicona. Nada exagerado. De hecho, muchos de sus allegados no se percataron.
Casanova fue discreta y tan solo unos pocos sabían de su cambio de senos, pero ocurrió un accidente que destapó el secreto. Uno de sus implantes se rompió y tuvieron que operarla de urgencia. Ingresó en el Hospital San Rafael y allí se encargaron de arreglar el estropicio. Concretamente, fue el distinguido doctor Juan Peñas Domínguez quien manejó el bisturí, tal y como publica El Mundo.
Una vez metida en el ajo, Genoveva decidió remodelar también su figura. "Se le extrajo así la grasa concentrada en sus posaderas, que un día antes había lucido sin provocar sobresaltos en su presentación como fotógrafa solidaria en la tienda Adolfo Domínguez de la madrileña calle de Serrano", cuentan desde el citado medio. Es decir, se sometió a una liposucción.
Genoveva Casanova - Gtres
Tres horas de operación y 24 horas de ingreso hospitalario. Reposo durante unas semanas y vida tranquila en los meses siguientes. El resultado: una Genoveva que hoy luce un figurín de ensueño. De hecho, hay un hombre que reina en Dinamarca que, según Barrientos, seguiría soñando con ese cuerpo de mujer.
Fotos | Gtres
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