Me preocupa el aspecto de mi vagina: no sé si es normal

Si en cuestión de genitales el pene ha sido tradicionalmente el objeto de análisis, por su tamaño, forma o color, el siglo XXI llegó con un nuevo objeto de escrutinio: la vulva (no, no se llama vagina). La tiranía de la vulva rosada, simétrica y “recogidita” (y operada en muchos casos) ha marcado en el ideario colectivo la norma. Pero las vulvas no son así... y nadie debería hacerte sentir mal por la tuya.

Decimos vagina... cuando queremos decir vulva

Lo primero, y fundamental, es dejar claros los conceptos: tendemos a denominar vagina a los genitales femeninos genéricamente, pero en realidad la vagina es la parte interior de dichos genitales.

La parte externa, lo que vemos a simple vista (abriendo un poco las piernas, eso sí) es la vulva. Y es precisamente sobre esta zona sobre la que recaen, gracias al porno entre otras cosas, dudas, inseguridades y críticas. Como lo oyes/lees.

El color de los labios, si sobresalen los labios menores sobre los mayores o el tamaño del clítoris hacen a cada vulva única (y maravillosa), pero también se convierten en elementos de rechazo para aquellos que (basta ya) buscan un modelo concreto, ése que han visto en el porno.

Por si no era suficiente con los modelos inalcanzables (al menos no con salud) que ya nos imponían a nivel corporal, ahora parece que también nuestros genitales tienen que ceñirse a un canon.

La vulva de Barbie

Sí, la muñeca más famosa del mundo (al menos para la generación pre millennial), no tenía “detallados” los genitales, de ahí lo maravilloso de usar este nombre para referirnos al modelo de vulva que poco a poco se ha ido normalizando.

Y es que estas vulvas de las que hablamos, las que vemos en el porno, son “como muy ideales” y “poco variaditas”, como si hubieran sido diseñadas por un señor y fabricadas en serie para disfrute del personal: color rosado, simetría total en los labios, los labios mayores cubren los menores, el capuchón del clítoris es chiquito y poco abultado, el clítoris no es demasiado grande...

La aceptación como normal de este tipo de vulvas ha llevado a que muchas mujeres sientan que sus genitales “no son normales”, que son feos e incluso desagradables. Y no, no es así, lo que son es reales.

En consulta he visto a mujeres que jamás se habían planteado que sus genitales “pudieran tener algo malo” hasta que alguna de sus parejas le ha “comentado” lo “extraña que le parecía la forma o directamente mostrando un rechazo hacia ellos o la negativa a practicarle sexo oral por este motivo.

La preocupación por el aspecto de la vulva afecta al placer

Como en todo aquello que atenta contra nuestra autoestima, la idea de que algo tan absolutamente íntimo (lo más íntimo del universo, quizá) como es nuestra vulva pueda resultar desagradable, a lo único que conduce es a sentirnos mal.

Preocuparnos por la zona y su aspecto nos lleva a pensar en ella en nuestros encuentros sexuales... e incluso a llegar a evitarlos por “miedo” a mostrarla o a la reacción de la otra persona. Y si la cabeza está centrada en algo que no nos hace sentir bien y que, para más inri, es el centro de la actividad en cuestión, es muy complicado conseguir relajarse y disfrutar.

Y como con el placer no se juega -salvo por placer- vamos a deshacernos de una vez del modelo único y abracemos, por nuestro bien, la normalidad de verdad, esa en la que las vulvas, como las personas, son de distintos tamaños y formas. Porque Chris Hemsworth y Chris Evans no se parecen en nada, pero bien bonitos que son los dos, ¿verdad?

Tu vulva es perfecta

Sí, tu vulva es estupenda, y lo es porque además de ser la entrada de la vagina, además de ser el “envoltorio” del orificio para orinar, además de todo eso la vulva, los labios mayores, los menores, el clítoris... ¡son una absoluta y total fuente de placer!

Y sí, insistimos, las hay de muchas formas, tamaños y colores, ¡mira qué bien!

  • Color: desde un rosado pálido a un bermellón oscuro, pasando por marrones varios, hay vulvas de diversas tonalidades. Es más, los labios mayores suelen tener un color y los labios menores otro.
  • (A)Simetría: esa simetría que muestran “las vulvas que vinieron del porno” (como si de una peli de 007 se tratase) en muchas ocasiones se debe no al poder de los genes sino a la habilidad de los cirujanos. Lo habitual es que el labio izquierdo tenga un tamaño y el derecho otro.
  • Tamaño: hay mujeres que tienen la vulva carnosa, el monte de venus “rellenito” y otras que lo tienen menos, hay vulvas con labios generosos y carnosos y otras con labios finos y tersísimos.
  • Forma: hay vulvas en las que los labios mayores cubren y ocultan a los menores, y vulvas en las que los labios menores sobresalen mucho.
  • El clítoris: lo que vemos del clítoris es solo la punta del iceberg, ya que dentro de nuestro cuerpo este órgano maravilloso cuya única función es el placer, puede llegar a medir hasta 11 o 12 centímetros. La parte externa, como decía, es el glande del clítoris, y hay mujeres que lo tienen más pequeño y mujeres que lo tienen más grande, especialmente cuando están excitadas y, al igual que pasa con el de los hombres, se pone erecto (aumenta de tamaño).

Como ves hay vulvas de mil formas y modelos, y todas ellas son normales y estupendas. ¡Que nadie te diga lo contrario!

Cuándo sí nos debe preocupar el aspecto de nuestra vulva

La salud sexual es fundamental, y el cuidado de nuestros genitales algo que jamás debemos descuidar. No es el canon lo que debe preocuparnos, sino la salud.

Especial atención, y visita al especialista, si:

  • Picor: si te pica mucho, muchísimo, si notas los labios menores muy sensibles y al rascarte sientes incluso algo de placer... seguido de un intenso malestar, es muy posible que tengas una infección. La cándida (candidiasis) es responsable en muchos casos de estos picores.
  • Tienes un bultito: en muchas ocasiones es un pelito se queda atrapado en la piel, lo que coloquialmente se conoce como vello encarnado (foliculitis vulvar) y forma una protuberancia que puede ser bastante dolorosa. Si es tu caso, por favor, no intentes sacar el pelo y deja las pinzas para las cejas (y esos indeseables pelitos furtivos que salen en la barbilla), solo conseguirás hacerte daño y que se infecte.
  • Cambio en el olor: estrictamente el cambio en el olor se debe a un cambio en el flujo y a una infección de la vagina, pero siempre viene bien recordarlo para que lo tengamos presente.

Lo “normal”, lo que nos encontramos en la vida real, son vaginas de diversas formas, tamaños y colores, hay variabilidad, de manera que fuera complejos, porque no, ni eres una Barbie... ni quieres serlo: ¡con tu vulva real disfrutas más!

Imágenes | Pixabay.com

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