Las personas con confianza nunca dicen estas frases según los expertos. En su lugar dicen estas

La comunicación es importante hasta cuando la tenemos con nosotras mismas. Evitar la autoconversación negativa es imprescindible si queremos aumentar nuestra seguridad

La frase “No es lo que dices, es como lo dices” es cierta. Pero aunque la forma en que nos expresamos influye mucho en lo que otros perciben de nosotros, las frases que decimos también. Y en muchas ocasiones y sin darnos cuenta, hacen mella en nuestro bienestar. Es lo que se llama en psicología la autoconversación negativa.

La psicóloga y directora de Trendencias Iria Reguera asegura que “El problema es que el que no seamos conscientes no implica que esas palabras no tengan un efecto en nosotras. La forma en que te hablas puede afectar directamente a tu felicidad, a tu autoestima y a tu opinión sobre ti misma.” El lenguaje con el que nos expresamos influye en nuestra propia percepción. De hecho hay investigaciones que aseguran que tener un diálogo interno positivo, afecta a nuestra autoconfianza, a la seguridad que tenemos en nosotras mismas y por lo tanto, a nuestras relaciones interpersonales.

Esa voz interior que te dice que no vales, puede cambiarse. Los expertos en comunicación Kathy y Ross Petras, coautores del bestseller del NY Times ‘You’re Saying it Wrong’ y presentadores del podcast homónimo de NPR afirman que es posible replantear los pensamientos y cambiar nuestro diálogo interno por uno que nos permita mejorar. Las personas con confianza nunca dirían algunas frases. Y lo mejor es que los expertos han desvelado cuáles son las que dirían en su lugar para que cualquiera pueda poner en práctica esta nueva autoconversación positiva.

“Puedo intentarlo” en lugar de “no puedo hacerlo”

Si lo primero que decimos es que no podemos, estamos asumiendo una derrota sin siquiera haberlo intentado. Si en tu diálogo interno te das la oportunidad de hacerlo con un “puedo intentarlo”, el resultado final cambia porque tu actitud ante el problema también lo hace.

“No entiendo esto en este momento” en lugar de “Esto es demasiado complicado/Nunca lo entenderé”

Como ocurría con la frase anterior, decir que algo es “demasiado” complicado es rendirse antes incluso de empezar. Cuando nos enfrentamos a un desafío y nos dicen que es demasiado complicado o que nunca podremos entenderlo, se convierte en algo inmutable.  “Te estás diciendo sutilmente que no puedes cambiar ni crecer”, afirman los expertos. En cambio pensar en que es “ahora” cuando no entendemos algo o no lo sabemos, nos da la oportunidad de aprender.

“Puedo hacerlo” en lugar de “tengo que hacerlo”

Poder y tener no significan lo mismo. El primero según la RAE significa “tener facilidad, tiempo o lugar de hacer algo”, como si fuera una oportunidad. El segundo, sin embargo, hace referencia a una obligación. Esta frase nos hace más felices según el experto en felicidad Neil Pasricha, porque “cambiar el “tengo que” por el “puedo” es el primer paso para conseguir nuestros objetivos ya que cambia la obligación del “tengo” por una mentalidad de elección”.

“Lo haré/No lo haré” en lugar de “Debería hacerlo/no debería hacerlo”

Tal y como explican los expertos del lenguaje en la CNBC la palabra “debería” es “controladora y nos presiona”. En cambio si la obviamos, volvemos a ser dueñas de nuestras decisiones. Decidimos hacerlo o no.

“Como lo hice, ahora sé (x)” en lugar de “nunca debí hacerlo”

Es importante no confundir ver el lado positivo de un error o fracaso (siempre es aprendizaje) con la positividad tóxica. Durante muchos meses me repetí una y otra vez este mantra recordando algunas de las concesiones que hice en mi anterior relación. Con el tiempo me di cuenta de que en realidad, todo lo elegido, decidido y vivido en el pasado me había llevado hasta donde estoy ahora. En todo ese proceso había siempre un aprendizaje, aunque se tratase de un fracaso.

“Ese intento no funcionó” en lugar de “fallé”

En la misma línea nos encontramos con este sutil cambio. Si pensamos que fracasamos quizá estamos cerrando la puerta a futuras oportunidades. Los expertos añaden que además “estás siendo injusta contigo misma” porque puede que eso que intentaste, no resultó como esperabas.

“¿Qué estoy aprendiendo de esto?” en lugar de “¿Por qué me pasa esto a mí?”

Puede que esta sea la más complicada de llevar a cabo porque cuando nos preguntamos por qué nos pasan las cosas que nos pasan, no suele ser porque atravesemos la mejor de las épocas. Kathy y Ross Petras aseguran que, en cambio, “cuando te preguntas qué estás aprendiendo, conviertes algo que te molesta o te molesta en algo que puede llevarte a cosas mejores”. Cambiamos la queja por algo que nos aporta en un momento difícil.

“Lo afrontaré de todos modos” en lugar de “No es justo”

No se trata de que nunca jamás digas que algo es injusto, sino de evitar que esa frase se convierta en un mantra negativo que te haga sentir derrotada. “Enfrentarte a esa percepción de injusticia de frente y buscar soluciones”, como explican los expertos, es mucho más productivo.

“Puedo cambiar la forma en que afronto/veo esto” en lugar de “Nunca va a cambiar”

De nuevo nos lanzamos un mensaje con el nunca (lo mismo ocurre con el “siempre”) que nos deja en una situación de pasividad. Como si estuviéramos ante un axioma que nunca cambia delante de nuestros ojos. Cambiando la frase, pasamos de lo pasivo a lo activo y nos hacemos cargo de la situación.

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