No solo es un ingrediente básico para que la carne sepaa bien, la sal también tiene propiedades beneficiosas para las brasas
Disfrutar de todo lo que la primavera tiene que ofrecer pasa por una buena barbacoa (o varias). Eso sí, es importante hacerla con la mejor materia prima y que al mano se encuentre alguien que conozca la técnica. No obstante, siempre nos podemos proponer aprenderla nosotros. Para eso tenemos los consejos de autoridades como Juan Manuel Benayas, experto en brasas y carbón, y a los expertos de 'Directo al paladar', que nos recalcan la importancia de la sal.
Ellos, que han observado a muchos profesionales trabajar nos hablado de un gesto que puede llamar la atención de los no iniciados: el de lanzar la sal sobre las brasas directamente, y no solo sobre la carne. Esto es algo muy común en países latinoamericanos como Chile o Argentina, con mucha más cultura de parrilla de la que tenemos en España.
Arrojar sal al fuego en una barbacoa obedece, según Benayas, a algo tan importante como es el control del fuego. Básicamente, hay cuatro razones fundamentales más allá de sazonar lo que se cocina:
Reducir las llamaradas
Cuando cocinamos carne a la parrilla (incluso el pescado y la verdura), suelen caer gotas o restos de grasa que provocan brotes o estallidos de las llamas. Esto no solo puede estropear el asado sino que puede ser peligroso. Sin embargo, la sal absorbe la grasa y estabiliza el fuego. Hay que tener especial cuidado, sobre todo, si añadimos alimentos con aceite o marinados.
Minimizar el humo
En relación a lo anteriormente mencionado, la sal también ayuda a reducir el riesgo de que se produzca en las brasas una humareda repentina. Es cierto que un toque de humo es aceptable y hasta buscado en la comida, pero el exceso nos puede arruinar la comida. Además de que tampoco es saludable respirarlo.
Mejor distribución del calor
La sal también ayuda a que el calor y la temperatura de las brasas o el carbón se repartan de manera más uniforme, creando así una fuente de calor homogénea, sin picos o zonas más frías (lo que dificulta la cocción correcta de los alimentos). Además, contar con un calor bien repartido permite controlar mejor el punto de cocción de los alimentos.
Facilitar la limpieza
La sal que cae sobre ayuda a limpiar el material después de usarlo. Cuando se acumula la grasa y otras sustancias en la barbacoa o parrilla, y se ha enfriado, la limpieza posterior puede ser una tortura si la suciedad se ha incrustado.
Foto de portada | Danny de Jong
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