Melania Trump se siente «hundida» por su rol de Primera Dama. ¿Tiene razones para ello?

Los medios de todo el mundo llevan semanas preguntándose si la verdadera Primera Dama de los Estados Unidos es Ivanka Trump, la hija del presidente, en lugar de Melania, su esposa. La propia Ivanka lo ha negado y ahora hemos sabido que Melania se siente «hundida» por su nuevo rol. Pero, ¿está realmente Melania ejerciendo ese papel? ¿Está obligada a ello? Y, especialmente, ¿tiene esto sentido en la sociedad actual?

¿Tiene sentido una Primera Dama en 2017?

Si la semántica nos importa algo, el concepto «primera dama» merece un par de reflexiones. El término suena algo obsoleto, y muchos se plantean que si el rol también lo es. Cierto es que este debate ha quedado algo diluido en los últimos ocho años, en los que ha ostentado el título una mujer tan admirada, fuerte y alejada de roles machistas como Michelle Obama. Pero no perdamos de vista que Michelle Obama no fue Primera Dama de los Estados Unidos por sus capacidades profesionales, su retórica impecable, su lucha social o la admiración que despierta en su país y en el resto del mundo. Adquirió ese honor por vía matrimonial. Falta saber si Melania (o, llegado el caso, Ivanka) llegan a encontrar su lugar de una manera tan destacada como la Primera Dama saliente.

Una de las principales reivindicaciones históricas del feminismo es que las mujeres seamos reconocidas por nuestros méritos profesionales, no por cuestiones ajenas o por los hombres que tengamos al lado. Un concepto que ya (casi) nadie pone en duda y que, sin embargo, choca frontalmente con un puesto mundialmente reconocido como el de Primera Dama, que no solo existe en los Estados Unidos, sino en muchos otros países de primera línea democrática, especialmente en las repúblicas (en las monarquías, como en España, esos puestos representativos suelen recaer sobre miembros de las familias reales). Diarios como The Guardian han llegado a tildar este puesto de «débil, sexista y obsoleto».

¿Qué ocurre con posibles nuevos contextos?

De los 45 presidentes que han tenidos los Estados Unidos hasta la fecha, solo dos han sido solteros: James Buchanan y Grover Cleveland, ambos en el siglo XIX. Desde entonces, todos los presidentes han tenido asociada una Primera Dama, con mayor o menos relevancia pública.

En esta última carrera electoral, uno de los aspirantes republicanos que intentó arrebatar el puesto de candidato republicano a Donald Trump fue el senador por Carolina del Sur Lindsey Graham. Puede parecer difícil de creer, pero uno de los grandes temas que ocupó portadas fue el hecho de que fuera soltero. Si acababa llegando a la Casa Blanca, ¿qué pasaría con el rol de Primera Dama? ¿Quién lo ocuparía?

No solo un posible presidente soltero se presentaría como un problema a la hora de decidir qué se hace con el rol de Primera Dama. ¿Qué habría ocurrido si Hillary Clinton finalmente hubiera llegado a la Casa Blanca? ¿Qué rol se le asignaría a Bill Clinton? ¿Cómo se denominaría su puesto? ¿Y en el caso de un hipotético presidente homosexual? Son muchas preguntas, asociadas a nuevos contextos que parecen incompatibles con el anacronismo del título honorífico de «Primera Dama».

¿Y si Trump ha hecho un movimiento feminista (sin saberlo, claro)?

No, no nos hemos vuelto locos. Parece comúnmente aceptado que la Primera Dama de facto de los Estados Unidos está siendo Ivanka Trump. De hecho, ella se ha mudado a Washington junto a su familia, mientras que Melania permanece en Nueva York con su hijo Barron. Ivanka es una mujer preparada, con estudios superiores y experiencia empresarial. Es probable que realizara una buena labor como Primera Dama, ideas políticas aparte y teniendo en cuenta que esa labor es bastante difusa en cuanto a obligaciones.

Melania ha sido muy criticada en algunos medios por su falta de preparación académica y profesional. Y por otras razones que rozan el machismo más recalcitrante (en los últimos días, un periodista del New York Times se ha tenido que disculpar por haberla llamado prostituta). No acaba de parecer justo que se haya puesto el foco sobre una mujer que, al fin y al cabo, no ocupa ningún cargo electo. Trump hizo una fuerte campaña para llegar al Despacho Oval, pero nadie votó por Melania.

Imágenes | Gtresonline.

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