A tres horas de Madrid está es la alternativa no masificada a Canarias. Una isla paradisiaca que parece sacada del Caribe

El aeropuerto de Maderia tiene fama de ser el más peligroso de Europa, pero ofrece unas vistas espectaculares. Como toda la isla y su capital, Funchal

María Yuste

Editor Senior

Una de las canciones de Eurovisión que más está arrasando este año en TikTok es la de Portugal. Ha llenado la red social de saudade con un trend en el que el tema de Napa sirve a otros para, igual que ellos hicieron con Madeira, mostrar su anhelo por un lugar que recuerdan con cariño, pero al que saben que es difícil volver: "Yo nunca voy a pertenecer a esta ciudad. El mar de gente, el sol diferente, un monte de hormigón que no me provoca nada [...] Porque yo vengo del medio del mar, en el corazón del océano". Cuento esto, sobre todo, porque estoy flipando con me bastara un solo fin de semana largo en Funchal para conectar con ese sentimiento y entender perfectamente ese dolor de tener que vivir lejos de tal paraíso natural...

Llamada el “Hawái del Atlántico" por algunos, os aseguro que Madeira tiene suficiente personalidad propia como para merecerse una visita por méritos propios. En todo caso, es una isla que recomendaría, sobre todo, a quienes buscan evitar la masificación de las Canarias. Porque este pedacito de Portugal, a a penas una hora y media en avión de nuestro querido archipiélago de ultramar, todavía no se ha transformado en una parque de atracciones. Además, hay un detalle muy poco conocido, pero muy a su favor, y es que la isla estaba completamente deshabitada antes de la llegada de los portugueses. Así que, vacaciones sin remordimientos históricos.

Anita Kieseler

No exagero cuando digo que, fácilmente, Madeira es uno de los lugares más bellos del mundo. De esos pocos sitios donde las fotos de influencer en redes sociales se corresponden con la realidad... o incluso se quedan cortas. Eso sí, para disfrutar de su belleza y todo lo que tiene que ofrecer, primero hay que superar un pequeño reto: sobrevivir al aterrizaje en el aeropuerto más peligroso de Europa (con permiso del de Gibraltar y el Courchevel, en Francia) y también uno de las más delicados del mundo. No parece la premisa más atractiva, lo sé... pero es que en Madeira las vistas de escandalo empiezan ya desde el avión.

Aterrizando en el aeropuerto más peligroso de Europa

La fama negra del aeropuerto de Funchal no es una exageración de clickbait, realmente es uno de los más peligrosos y aterradores que existen. Después de aterrizar y despegar allí, lo entiendes. La pista no es muy grande y está encajada entre montañas y el océano Atlántico. De hecho, en su momento, tuvo que ser ampliada sobre una estructura de pilares gigantes de hormigón que le da un aspecto más como de puente que de pista de aterrizaje. Por si fuera poco, esta termina literalmente en un acantilado, así que el margen de error es mínimo.

Bingar1234

Además, los vientos cruzados que cambian rápido por la geografía de la isla y las turbulencias hacen que cada aterrizaje sea casi una maniobra de precisión quirúrgica. Tanto es así que solo unos pocos pilotos, con una certificación especial, están autorizados a volar a Madeira. Vamos, que si sobrevives al susto, ya puedes empezar las vacaciones con un subidón de adrenalina y un renovado respecto por la vida. Además de haber disfrutado de unas vistas aéreas que, eso sí, son de otro planeta.

Te aseguro que, después de Funchal, todos los aeropuertos te van a parecer un insulto al sentido de la vista. Asimismo, hay que tener en cuenta que el último accidente se produjo en 1977. Así que, realmente, tienes muchas más probabilidades de que desvíen tu vuelo a Canarias que de vivir una catástrofe aérea pero, ¿y la pedazo anécdota que tienes ya para toda la vida?

Mick Kirchman

Conociendo la tierra de Cristiano Ronaldo en tres días

Madeira es una isla perfecta para pasarse una semana recorriéndola en coche. Aunque, para presupuestos más ajustados, cinco días también pueden ser suficientes. Este no es un destino para quedarse tirado en una hamaca en un resort todo incluido sino para llenar la agenda de actividades: desde senderismo hasta avistamiento de delfines y ballenas en catamarán. Ahora bien, si no conduces y teniendo en cuenta que el transporte público es bastante limitado, puedes hacer como yo y no salir de Funchal. Por experiencia propia te aseguro que tres días bastan para conocer más la ciudad. Además, desde España, el vuelo dura menos de tres horas, lo que facilita mucho la escapada.

Para este tipo de experiencia exprés, recomiendo mucho alojarse en el hotelito urbano que Barceló tiene en pleno casco histórico: el Funchal Oldtown. Sobre todo porque no puede estar mejor ubicado; en el corazón de la capital madeirense y a tiro de piedra de todos los lugares imprescindibles o, en su defecto, del teleférico para llegar hasta ellos sin necesidad de coche. También suma puntos la comocidad de poder hablar en español con todo el personal, algo que uno no sabe cuánto puede llegar a agradecer cuando de repente se siente en medio del Atlántico.

Manolo Yllera

De hecho, solo con subir a la terraza ya puedes tachar, sin siquiera salir del hotel, un par de cosas de la lista de "qué hacer en Funchal": beber poncha (un cóctel tradicional a base de aguardiente de caña de azúcar, miel y zumo) y ver su peculiar Catedral. Una experiencia que certifico que es aún mejor si se hace a la vez y en la que en esta terraza hasta puedes añadirle hacerlo desde la piscina (también con vistas al mar).

Por supuesto, para conocer bien los seiscientos años de historia que tiene esta ciudad tampoco te puedes ir sin haber dado un paseo por el Mercado dos Lavradores (básicamente, el mercado de abastos de Funchal), la Rúa Santa María (la calle de la Zona Velha que recorre el casco histórico de un extremo a otro y en la que destacan sus puertas decoradas con street art) y Forte de São Tiago (un fuerte del siglo XVII contra ataques piratas, fácilmente reconocible por su característico color amarillo).

Piotr Musioł

Por otro lado, en la zona alta de la isla, espera el que muy probablemente sea el rincón con más encanto de todo Funchal: su jardín botánico. Ubicado en la ladera de una montaña, no solo es que sus vistas panorámicas al océano y a la ciudad sean de impacto, es que se disfrutan desde un jardín que que es una colección de más de 2.000 especies de plantas de todo el mundo, organizadas en terrazas y zonas temáticas perfectamente integradas en el entorno. Real que cada rincón parece especialmente diseñado para dejarte boquiabierto.

No obstante, como en Funchal siempre asoma la aventuras, recomiendo que vuelvas después a la parte baja de la ciudad en sus famosos Carreiros do monte, una de las atracciones más populares del lugar. Consiste en cestos de mimbre adaptados para deslizarse aprovechando el desnivel de las calles y que van conducidos por hombres vestidos de blanco y sombreros de paja. Incluso si te da miedo subirte a uno y pasas del plan, merece la pena asomarse a ver el espectáculo.

Manolo Yllera

Hasta aquí todo lo imprescindible que, si no haces, no sentirás que has visitado Funchal. Sin embargo, yo quiero animarte a que realices alguna ruta senderista y después te recompenses con una buena comida tradicional madeirense en un asador típico. Os prometo que lo haría todos los domingos de mi vida. Así que sí, sin ser de Madeira, entiendo a los Napa.

Foto de portada | Manolo Yllera

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